• Entre los empresarios de los Estados Unidos, cada vez más, aumenta la preocupación por un posible rompimiento entre los tres países que renegocian el TLCAN
Este 11 de octubre inicia la cuarta ronda de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en los Estados Unidos, la cual concluirá el próximo 15 del mismo mes. Sin embargo, hasta ahora en una negociación dirigida a detener la integración regional de las economías de Canadá, los Estados Unidos y México iniciada en 1994, pero no a profundizarla avanzando a la creación de una unión aduanera y la regulación de los flujos de la fuerza de trabajo entre los tres países, los empresarios parecen estar desencantados con el curso de la renegociación.
El viernes pasado John Murphy, el Vicepresidente de Política Internacional de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos, en una conversación con reporteros, señaló que su organización trabajará para conseguir el apoyo necesario a fin de llegar a un acuerdo comercial y oponerse a las demandas del gobierno del presidente Donald Trump, de que los gobiernos de Canadá y México le hagan concesiones; pues en su opinión, la salida de los Estados Unidos del TLCAN sería una debacle política y económica para su país.
Entre los empresarios de los Estados Unidos, cada vez más, aumenta la preocupación por un posible rompimiento entre los tres países que renegocian el TLCAN. La administración del presidente Trump ha amenazado con retirar a su país del Tratado, si los tres países no lograron ponerse de acuerdo sobre cambios que propone su gobierno a favor de los intereses estadounidenses; lo cual implica, cambio radicales al margen de lo lógica de las ventajas comparativas que cada país posee y la imposición de reglas que contradicen el libre comercio.
La Cámara de Comercio de los Estados Unidos, el mayor grupo empresarial estadounidense, ha invitado al presidente Trump a retirar de la mesa de negociaciones varias de sus propuestas, las cuales ha calificado como peligrosas para las negociaciones en curso del TLCAN, advirtiendo que la retirada de los Estados Unidos del TLCAN tendría consecuencias desastrosas para muchos Estados que respaldaron al presidente Trump en las elecciones, tanto de aquellos que hoy viven del comercio con Canadá, como de los que lo hacen de México, sin duda agina.
John Murphy dijo a los periodistas que, “Hoy en día, estamos cada vez más preocupados por el estado de las negociaciones”, en el umbral del inicio de la cuarta ronda de discusiones sobre la renegociación del Tratado. Murphy expuso que muchas empresas, grandes y pequeñas, están preocupadas por los efectos de las propuestas de la administración Trump sobre el comercio, pues las medidas que se proponen podrían reducir el acceso de Canadá y México a los mercados públicos de los Estados Unidos, crearían nuevas reglas de origen para automóviles, reforzando los requisitos de contenido regional en sus componentes, y la cláusula de rescisión propuesta por el presidente Trump, terminarían automáticamente con el Tratado después de cinco años, a menos que los tres países acordaran renovarlo.
Las negociaciones podría estar siendo llevadas por los negociadores de los Estados Unidos a un callejón sin salida para que mexicanos y canadienses pongan fin al TLCAN. En la última ronda de las negociaciones en Ottawa, las demandas estadounidenses de sobre adquisición de suministros y textiles fueron rechazadas; ahora los negociadores de los Estados Unidos están proponiendo el contenido regional de las reglas de origen en el sector automotriz de 62.5% a 85%, pero además, agregar un requisito de 50% de componentes estadounidenses; algo que resulta totalmente absurdo desde el punto de vista económico.
Definitivamente, un cláusula de rescisión del TLCAN no aparece en los libros de Economía internacional, de comercio internacional ni en el objetivos de los procesos desintegración económica, política y monetaria. El objetivo y razón de existencia de la Organización Mundial del Comercio (OMC) es hacer del planeta una enorme unión aduanera, eliminando las barreras arancelarias al comercio mundial, para lo cual se sigue negociando entre todos los países miembros ¿Para que sirve embarcarse en un proyecto con un país que no cree en el libre comercio, al menos si éste no le conviene?
El empresario John Murphy, también criticó la propuesta de la administración Trump sobre la solución de controversias del TLCAN y las realizadas para crear un nuevo mecanismo antidumping para los productos estacionales y perecederos. Esas propuestas constituyen obstáculos dirigidos a obstruir el proceso de renegociación del Tratado, pero no a modernizarlo.
Pero mientras Murphy señala que las propuestas del presidente Trump dañarán el éxito de las negociaciones y a las empresas estadounidenses que actualmente se benefician del TLCAN, la portavoz de la Oficina de la Representante de Comercio de Estados Unidos, Emily Davis, rechazó las críticas de la Cámara de Comercio, que caracterizó como un ejemplo de los intereses de los grupos de interés arraigados en Washington a los cuales el presidente Trump prometió desterrar de La Casa Blanca.
La vocero señaló que “Los objetivos del presidente con la renegociación del TLCAN son crear grandes empleos para los estadounidenses y reducir un déficit comercial excesivo… el presidente ha sido claro que el TLCAN ha sido un desastre para muchos estadounidenses, lograr sus objetivos requiere cambios sustanciales. A estos cambios, por supuesto, se opondrán los grupos de presión y las asociaciones comerciales de Washington”, precisó Emily Davis.
La semana pasada, en un panel organizado por el Consejo Empresarial Canadiense Americano en el Centro de Convenciones Metropolitano de Toronto, Canadá, el ex Primer Ministro de Canadá, Jean Chrétien, y el ex presidente estadounidense Bill Clinton, señalaban que sería muy costoso para los Estados Unidos poner fin a su participación dentro del TLCAN; ahora el vicepresidente de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos se suma a esa preocupación al considerar que el fin del Tratado provocaría la pérdida de cientos de miles de empleos en su país y sería una catástrofe económica.
Pero mientras el representante de los Estados Unidos para el Comercio, Robert Lighthizer, ha dicho que los Estados Unidos no estaría satisfecho con cambios menores y Murphy afirma que las empresas estadounidenses se oponen a los cambios que pretende introducir su gobierno y manifiestan su preocupados por el estado de las conversaciones; en México, el presidente de la Confederación de Cámaras Industriales (CONCAMIN), Manuel Herrera Vega, ha dicho que será mejor retirarse de la mesa de negociaciones si se mantiene la cerrazón.