EN LA SIERRA MILITARES DESTRUYEN BOTÍN DEL NARCO

EN COYUCA DE CATALÁN, GUERRERO

3RA. DE CUATRO PARTES

La noche transcurre entre los sonidos de la nada, tranquila. Amanece y el soldado da gracias por un día más de vida
Esta noche, a Iván Castillo, soldado de Infantería de 21 años, le toca hacer la guardia. De él y otros soldados depende la vida de todo el campamento. Lleva un mes pernoctando aquí y sabe el daño que ocasiona el enervante. “Hay que destruirlos, por la amapola mucha gente se está matando, se están volviendo adictos”, dice mientras carga su arma y mira hacia todos lados.
La noche transcurre entre los sonidos de la nada, tranquila. Amanece y el soldado Castillo da gracias por un día más de vida; eso le enseñaron sus padres.
Después del aseo personal y el desayuno es momento de levantar el campamento y continuar el camino, internarse hasta llegar al plantío de amapola, pero antes el cabo de Sanidad, Orlando Martínez Gallegos, hace la comida para todos.
Es hora del pase de lista, presentes están los soldados Erick Ramírez, Eugenio Andrés Castillo, Amado Ortega, Ricardo Salgado, Orlando Martínez y el cabo de Infantería, Apolonio Tinoco, listos para seguir órdenes.
Ahora avanzan a pie y mientras se adentran a la zona de barrancos se observan restos de comida, ropa y latas en campamentos o echaderos usados por quienes cuidan los plantíos. Los dos que se observan tienen pocos días que lo abandonaron, sabían que llegarían “los verdes”, como se refieren a los soldados.
POBREZA LOS ORILLA A SEMBRAR
Es hasta ahora que se ha dado con el punto trazado desde el 34 Batallón de Infantería, en Ciudad Altamirano. Establecen un perímetro de seguridad porque desde el otro extremo del barranco, donde los podrían sorprender, mientras que el teniente coronel de infantería Diplomado Estado Mayor, Juan José Moreno Orzua, vocero de la 35 Zona militar en Chilpancingo, relata que se trata de una de las acciones de la Operación Guerrero Seguro.
“Se indica la ubicación para que el puesto de mando esté enterado. El peligro es latente, pero tratamos de evitar la confrontación, existe el riesgo de ser objeto de alguna agresión”, explica.
En esto de la siembra y cosecha de la amapola, quien sale perdiendo es el campesino, se arriesga y obtiene poca ganancia, pero lo hacen porque de otra forma no obtienen recursos para vivir.
Para rayar el bulbo necesitan de manos delicadas y finas, como las de los niños, de ahí obtienen la goma y las organizaciones criminales la procesan para tener las dosis de heroína.
“Las condiciones geográficas hacen que la goma de opio de Guerrero tenga características especiales, una calidad superior y eso la hace demandada en el mercado, esa es una razón por la que existe el problema en Guerrero”, señala el teniente coronel Moreno Orzua.

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