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“En el INBAL no hay cochinero, pero necesita rediseño”

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    •    El presidente López Obrador ha dicho que la anterior administración dejó un “cochinero”. ¿En el INBAL también encontró un “cochinero” o es la excepción?


 
El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, dice su directora, Lucina Jiménez, está en un proceso exhaustivo de revisión y en un rediseño institucional que incluye análisis de contrataciones, salarios, licitaciones y plazas; además busca establecer tabuladores para pagos a artistas, y advierte que el desorden administrativo dio pie a la discrecionalidad en el manejo de recursos. Hoy, agrega, el gran reto es resolver el déficit de la dependencia y buscar la diversificación de recursos, así como redefinir las condiciones generales de trabajo. “Hay un proceso de saneamiento y reconciliación, no nos ayuda mucho mirar sólo la parte oscura del instituto. Ha habido mucha falta de comunicación interna y se ha colocado a muchos trabajadores en una circunstancia casi de descalificación”.
El presidente López Obrador ha dicho que la anterior administración dejó un “cochinero”. ¿En el INBAL también encontró un “cochinero” o es la excepción?
No creo que sea un “cochinero”, pero el instituto necesita un rediseño. Necesita mucho orden y un criterio de gestión más o menos homogéneo, hay mucha fragmentación que implica, por ejemplo, criterios simultáneos de contratación. Hay 88 centros de trabajo y coexisten diferentes criterios de contratación que llegaban a rayar en la discrecionalidad y probablemente en un crecimiento no controlado, no definido a partir de un proyecto particular; cada área iba viendo sus necesidades y con base en eso, creció. Ayer tuvimos la primera reunión general con todos los funcionarios públicos involucrados en museos, coordinaciones nacionales, compañías, administrativos. Los administrativos me contaron que tenían su propia lógica, hacían las cosas por su cuenta; de modo que hace falta mucha coordinación. Nos dimos a la tarea de firmar 10 bases éticas para normar la participación en el INBAL que tienen que ver con el carácter ético, la honradez, la solidaridad, el buen trato, la no discrecionalidad, el no favoritismo. El Instituto necesita clarificar los lineamientos con los que va a trabajar para evitar lo que el Presidente ha planteado, es decir, para combatir la corrupción, para deshacer los criterios de privilegio y desigualdad. Hemos trabajado en revisar cómo se hacen las licitaciones, los contratos y hemos visto que hay dispersión y fragmentación.
Si hay elementos para fincar responsabilidades, ¿lo harán?
Todas las administraciones han sido auditadas, nosotros no estamos ejerciendo un juicio punitivo, estamos aprendiendo las diferentes maneras de gestión que existen para hacerlas más eficientes. Las auditorías del último año ya arrancaron y las de años anteriores están muy claras. ¿Qué es lo que estamos poniendo en consonancia? Que las maneras de contratar sean homogéneas, que existan parámetros para qué para trabajos iguales haya salarios iguales. Podíamos encontrar dos contratos con la misma función pero con salarios diferentes. Lo que estamos buscando es la homogeneidad y esto implica la revisión de centro por centro. Hay una gran complejidad en el sector cultural que se deriva de la transición que vivió el sector en los últimos tres años. El INBAL tiene procesos anclados en la Secretaría de Educación Pública, hay un traslado a Cultura que no está concluido en gran medida porque el propio rediseño de la Secretaría de Cultura no se ha dado.
El Presidente pide transparentar las nóminas. ¿Lo hará?
Sí. La única manera para ocultar salarios complementarios es justamente con el Capítulo 3000 y a estas alturas ya sabemos en dónde están y qué funciones están cumpliendo. Estamos haciendo una tarea más compleja que es la distribución de plazas, la estamos haciendo con mucho cuidado para no afectar intereses o derechos. Por ejemplo, si la plaza de confianza está mal ubicada y desarrolla funciones que no corresponde a su naturaleza, pues se crea un Capítulo 3000. Vamos a regularizar eso, vamos a regresar las plazas a su lugar, a esto me refiero con el orden.
¿Y la herencia de plazas? Algunos se heredan sin perfil.
En algunos casos se han pactado cuando son jubilaciones. Les dije a los sindicatos que se dejan fuera los derechos de otros ciudadanos para poder concursar por esa plaza. Ayer me dijeron que esto se pactó con la autoridad, les dije que sí pero que tenemos un plomero y el que va a entrar no sabe de plomería. Me citaron un caso real, que había un cerrajero que se jubiló y su hija entró, pero también sabía de cerrajería. En mi opinión esto no debe pasar y se los dije, porque es como si el INBAL fuera propiedad de alguien y no es así, es una institución pública y cualquier cerrajero debe tener la posibilidad de concursar.
Se habló de una falta de mantenimiento de museos.
Se necesitan 280 millones, trabajamos en eso. Este país construye espacios y no reservan recursos para mantenimiento; lo tenemos que revertir.