CINE DE HOY
Uno de los temas recurrentes en la programación del XII Festival ambulante fue la migración. Hubo filmes logrados como Al otro lado del mundo de Pau Ortiz, y otros no tanto como Artemio de Sandra López Barroso.
El primero narra la historia de Rocío y Ale, dos migrantes centroamericanos que deben hacerse cargo de la familia, mientras la madre enfrenta un proceso por supuesto tráfico de personas.
Ale tiene que asumir el papel de padre de familia, algo que se le dificulta sobremanera, pues no tiene papeles que le permitan trabajar legalmente, y tiene que aceptar trabajos mal pagados como el de una carpintería.
Rocío, una adolescente avispada, tiene que hacerse cargo del hogar y desempeñar los trabajos de una ama de casa, mientras ella quiere salir a jugar.
Soportará lo regaños de su hermano, con la esperanza de la pronta liberación de su madre, sueño que caerá por los sueños cuando reciba una condena de diez años.
El Artemio del mediometraje de Sandra López, es un niño que nació en Estados Unidos, pero se niega a regresar allá, y prefiere quedarse en las costas oaxaqueñas, jugando a las maquinitas, ante el enojo de Socorro, su madre, que se la vive hablando en inglés y soñando regresar a los amorosos brazos de Donald Trump.
López confiesa que la parte dramática del asunto iba a ser filmar la partida de Artemio, pero que con la negativa de éste, se tuvo que cambiar todo, haciendo un simple testimonio costumbrista.
Dos caras de la migración, que en México vive una trágica realidad y que en ocasiones resulta mucha más cruda que la que viven nuestros connacionales en el país del norte.