El TLCAN bajo las amenazas de Trump

NÚMEROS CLAROS
    •    Parece ridículo que los negociadores mexicanos no hayan puesto suficiente atención en lo que señaló a principios del mandato del presidente Trump el empresario Carlos Slim. El Ing. Slim fue contundente al precisar que Trump nunca perdía, que negociaba con los rivales y aplastaba a los más débiles


Acaba de concluir la primera etapa de las negociaciones entre los tres países que conforman la zona de libre comercio creada en 1994, bajo el nombre de Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Las negociaciones terminaron con un acuerdo de principio entre los Estados Unidos y México y con un frustrante desenlace en las discusiones entre Canadá y el país del presidente Donald Trump el viernes pasado; lo cual era predecible dentro de la estrategia diseñada por el mandatario estadounidense.
Parece ridículo que los negociadores mexicanos no hayan puesto suficiente atención en lo que señaló a principios del mandato del presidente Trump el empresario Carlos Slim. El Ing. Slim fue contundente al precisar que Trump nunca perdía, que negociaba con los rivales y aplastaba a los más débiles. Precisamente eso está haciendo en la renegociación del TLCAN, dividiendo a México y Canadá, acordando unas reglas con México y negociando, al fin y al cabo, con Canadá, su socio comercial y político en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), su compañero de aventuras militares en el mundo, un tratado bilateral.
Por ahora Washington y Ottawa no han llegado a un acuerdo sobre el TLCAN este viernes pasado ¿Pero, realmente era el objetivo del presidente Trump llegar a un acuerdo y salvar el TLCAN? Definitivamente no, el presidente Trump prometió a su electorado acabar con el TLCAN, luego del inicio de la renegociación precisó su interés por firmar dos tratados bilaterales con Canadá y México; desde ese momento develó su estrategia para llegar al punto en que se encuentra la renegociación del Tratado hoy.
Es cierto que las negociaciones se reanudarán esta semana. Pero podríamos decir que la presión del presidente Trump sobre los canadienses no le ha dado los resultados esperados y que no entrarán en su juego, buscando concretar la renovación del TLCAN con México. Recordemos que las negociaciones se suspendieron el viernes pasado, sin que estadounidenses y canadienses pudieran llegar a un acuerdo respecto los puntos bilaterales que traban las negociaciones dentro del TLCAN y que el presidente de Estados Unidos, había fijado el viernes pasado como fecha límite para poder presentar el nuevo Tratado al Congreso, dentro del plazo de 90 días exigido para su estudio y aprobación, con el fin de que el presidente Enrique Peña Nieto pudiera firmarlo antes del 1 de diciembre en que concluye su mandato en México.
El presidente Trump a través de su cuenta de twitter, @realDonaldTrump, negocia el TLCAN y conduce la guerra comercial que ha desatado en el mundo. El presidente Trump no sólo declara a través de su twitter contra México y China, países que acusa de aprovecharse de su economía, de robar empresas y millones de empleos, sino que a través de él ventila incluso temas de Estado, como las negociaciones del TLCAN.
El viernes, la prensa canadiense informó que el presidente Trump había dicho que su administración no iba a hacer concesiones en la renegociar del TLCAN y que un posible acuerdo solo sería posible bajo sus términos; luego acusó a los periodistas de difundir noticias falsas. Pero el presiente Trump reveló sus verdaderas intenciones sobre el Tratado y el sábado, a través de twitter, señaló que “No hay necesidad política para mantener a Canadá en el nuevo acuerdo del TLCAN. Si no hacemos un trato justo para los Estados Unidos después de décadas de abusos, Canadá estará fuera. El Congreso no debería interferir con estas negociaciones o simplemente terminaré con el TLCAN por completo y estaremos mucho mejor” sin él, precisó amenazante.
Este miércoles se reanudarán las conversaciones entre Canadá y Estados Unidos sobre el TLCAN. Los canadienses quieren un TLCAN tripartita, desean avanzar en el desarrollo de la zona de libre comercio creada en 1994 y llevarla un día a una unión aduanera, tal como es el objetivo final de la Organización Mundial del Comercio (OMC), hacer del mundo una unión aduanera. Por ahora, dentro del gobierno de Ottawa reina el optimismo sobre el desenlace de las negociaciones y la firma de un tratado tripartita.
La ministra de relaciones exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, ha señalado que obtener un acuerdo comercial para los tres países está al alcance de la mano, en una conferencia de prensa el viernes pasado, después de conocerse el fracaso de las negociaciones. En tanto, el jefe de los negociadores estadounidenses, Robert Lighthizer, declaró que la semana había sido constructiva y se habían logrado progresos sustanciales. Sin embargo, la situación no está definida, lo cierto es que el acuerdo alcanzado con México fue notificado ya al Congreso de los Estados Unidos el viernes; donde la ley establece que el texto final debe hacerse público 60 días antes de su firma y deja 30 días más para cambiarlo, lo que dejaría un espacio para encontrar un acuerdo final con Canadá.
Lo indiscutible es que la creación de una zona de libre comercio después de 24 años no ha sido fácil. México se ha visto afectado durante años con el incumplimiento de la libre circulación del transporte de carga, por ejemplo, y hay muchos temas espinosos en las relaciones comerciales entre Canadá y los Estados Unidos aún pendientes. Una zona de libre comercio como el TLCAN, implica establecer los plazos, como se hizo, para que todas las mercancías (productos y servicios) y el capital, pudieran circular libremente después de un tiempo determinado por los tres países, dejando sólo sus aranceles para el comercio con terceros países.
Esto implica, dejar que sean las ventajas comparativas de uno y otro país, de acuerdo a su dotación de factores (recursos naturales, fuerza de trabajo y capital) las que determinen su especialización en la producción, algo que el gobierno del presidente Trump ve sólo como desequilibrios comerciales en la balanza de pagos de su país, pero no analiza las enormes ganancias que los bancos de los Estados Unidos han obtenido desde México o las empresas tecnológicas; su miopía no le permite ver que su economía está transitando hacia una reconversión industrial, donde la vieja industria no puede seguir funcionando y requiere de la recalificación de la fuerza de trabajo de su país.

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