El terremoto golpea el sector turístico mexicano

 

El temido efecto de cualquier catástrofe para el turismo, como ocurre con fenómenos como la violencia o el terrorismo, se concentra en zonas muy determinadas (todos los Estados afectados por los terremotos como Ciudad de México, Oaxaca, Morelos y Chiapas suman el 28% del turismo del país) y afectan a un segmento muy específico, sobre todo, los estadounidenses y canadienses (los visitantes mayoritarios) que son los que más detalles demandan sobre la seguridad y la localización de los alojamientos

Dos terremotos y más de 4.400 réplicas en menos de un mes, que han causado centenares de muertes, además de dos huracanes, han impactado también a la industria turística mexicana, una de las más boyantes del país (9 % del PIB; y emplea a nueve millones de personas).

Los hoteles de Ciudad de México, sobre todo, están viendo día a día un goteo constante de cancelaciones o de huéspedes que se marchan, en especial en las colonias de Roma y Condesa, dos de los barrios más antiguos y más trendy de la capital, zona cero de la hecatombe, donde los escombros y los edificios derrumbados han sustituido al paisaje habitual de cafés, galerías de arte, bares y tiendas llenas de extranjeros y mexicanos.

En solo una semana, según la Asociación Mexicana de Agencias de Viajes (AMAV) el número de reservas de turistas extranjeros y mexicanos en la capital ha disminuido hasta un 50%, cuando lo normal en esta época es un 66% de ocupación, y un 15% en el resto del país.

Fuentes oficiales reducen las cancelaciones a un 30% en todo el territorio e insisten en que los destinos más solicitados como Cancún, Puerto Vallarta, Los Cabos y Acapulco no han resultado afectados, pero se teme el efecto contagio.

De hecho, el secretario de Turismo, Enrique de la Madrid, presentó el lunes en Nueva York la campaña México, un mundo en sí mismo para promocionar la afluencia de extranjeros. “Todos los destinos están abiertos y no hay ninguna razón para que los viajeros cancelen o cambien sus planes de viaje, porque contribuyen a la economía de las comunidades locales”, afirmó.

Muchos profesionales del sector están preocupados y sostienen que sus negocios siguen abiertos por vacaciones porque, de los 300 hoteles capitalinos, sólo siete han tenido que cerrar por daños estructurales y otros 15 deben pasar por una revisión, aunque ninguno de ellos figura en los circuitos turísticos habituales según fuentes gubernamentales, mientras que de 60 ubicados en Roma y Condesa son escasos los que han tenido daños leves en fachadas y habitaciones. Pero cuando hay miedo, las estadísticas no sirven de consuelo.

“A partir del terremoto y de los días siguientes hemos tenido un 70% de cancelaciones”, dice Homero Nava, propietario del hotel Villa Condesa, un local boutique en la calle Colima de la capital mexicana, de pocas habitaciones y situado en un palacete restaurado con esmero que no sufrió ningún daño durante el seísmo y que se transformó en un auténtico oasis de tranquilidad en aquella noche de pesadilla para miles de chilangos. “Es un 30% menos que el año pasado. Queremos pensar que se va a recuperar cuando pase el impacto mediático. De hecho, estamos recibiendo muchos mensajes de apoyo desde todo el mundo y les decimos que la mejor forma de apoyar es venir”, asegura.

A pocos metros, en el lujoso Condesa DF, situado en la Avenida Veracruz, perteneciente a la cadena Habita y frecuentado por celebridades, Óscar, desde recepción, confirma la tendencia. “Hemos tenido muchas anulaciones, aunque no le puedo dar el dato preciso. Sobre todo para el mes de octubre, no aún para noviembre o diciembre”. Las mismas cifras esgrime Israel Cruz, de la Casa Malí, alojamiento habitual de ejecutivos extranjeros frente al Parque México, que se vio obligado a cerrar algunos días por falta de servicios, pero que ahora opera con normalidad. “Calculamos que estamos perdiendo un 20% de las reservas”, asegura.

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