Home Deportiva El suicidio estuvo como una “salida” en tiempos pasados, para técnico de Chivas

El suicidio estuvo como una “salida” en tiempos pasados, para técnico de Chivas

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“Cuando entras en depresión, ya no sos vos y no valoras al de al lado. No valoras nada”.

La etapa más difícil en la vida de Matías Almeyda ocurrió tiempo atrás. No es mucho lo que ha hablado sobre lo que pasó entre 2005 y 2009, cuando estuvo retirado del futbol. Él mismo asegura que nunca se fue por completo. Pero esa inactividad lo hundió en la depresión.

 

Jugó algunos partidos en Noruega (2007), pero sentirse fuera del deporte al que había dedicado su existencia fue complicado. Le costó trabajo, pero asegura que su mente sanó. Poco platica sobre esa etapa. En 2009, con motivo de su regreso del retiro para ponerse la camiseta del RiverPlate, ofreció una entrevista para la reconocida revista “El Gráfico”, donde reveló todo sobre esa oscura etapa.

“Había armado todo para dedicarme al campo. Pensé que con esa nueva actividad, no iba a sufrir la salida del futbol. Me equivoqué. El domingo comía el típico asado, pero después no hacía nada. Era tomar mate y estar con algún amigo. No me entendían. ‘¿De qué te quejas, si tienes todo?’, me decían. No pasaba por tener o no tener, sino por una cuestión de creerse alguien, de tener sueños. Porque cuando dejas de jugar, dejas de soñar”, aseguró.

— ¿Qué fue lo más triste que te pasó en estos años?

“Cuando entras en depresión, ya no sos vos y no valoras al de al lado. No valoras nada. Te encierras, no te quieres ni a vos mismo, entras en una autodestrucción… Me daba cuenta de que estaba mal, pero no tenía la fuerza necesaria para ponerme bien. De la mejor manera que me sentía era acostado. Acostado y con los ojos cerrados”.

— ¿Los cuatro años fueron con depresión?

“Arranqué disfrutando por dejar el futbol. Eso me duró seis meses. Iba al campo lunes y miércoles; los demás días estaba así, sentadito, sin hacer nada. Llevaba a mis hijas al colegio, volvía y me acostaba; me levantaba al mediodía para traerlas a comer, las volvía a dejar y me tiraba otra vez. En un momento empecé con los ataques de pánico y hasta sentí que me moría”.

— ¿Cómo son los ataques de pánico, qué se siente?

“Sentía que me corría algo adentro, como una cosquilla interna. Por ahí iba en el auto, no aguantaba, paraba y me ponía a elongar en el piso, a ver si se me iba. Quería romper todo, era algo que me salía de adentro. No era yo. Mis amigos empezaron a decirme que probara con un psicólogo. Yo estaba en contra, decía que me iba a curar solo”.

— ¿Tus hijas no te preguntaban qué te pasaba?

“Trataba de que no me vieran tirado, cuando volvían del colegio intentaba estar mejor, pero es imposible, porque aunque no quieras, a los hijos les transmites todo. Mi señora arrancó con su psicóloga para ver cómo tenía que tratarme, porque yo estaba realmente intratable, expuso el argentino.