Podría perder nuevamente la candidatura
- Sanders crece día a día y Hillary parece revivir la pesadilla en 2008, cuando un joven senador llamado Barack Obama le quitó lo que muchos pensaban que se había ganado
Como Obama en 2008, Sanders se apoya en el idealismo y el desencanto con la política tradicional para plantar cara a Clinton. Si el actual presidente basó su campaña en la esperanza de que era posible unir a un país ideológicamente muy polarizado, Sanders se centra en denunciar la creciente desigualdad, la erosión de la clase media y la «codicia y negligencia» de Wall Street.
Nueva York.- Fue perfecto para los programas cómicos en EU la forma en que el senador Bernie Sanders anunció su candidatura: una pequeña rueda de prensa que finiquitó en pocos minutos. Tenía más interés en volver al Capitolio para seguir con su labor de senador que en lanzar mensajes triunfalistas como hace el resto de los candidatos.
A pesar de su anuncio, se dio por hecho que la ex secretaria de Estado Hillary Clinton caminaría tranquila hasta la nominación demócrata. Pero ahora Sanders crece día a día y Hillary parece revivir la pesadilla a la que se sometió en 2008, cuando un joven senador de Illinois llamado Barack Obama le quitó lo que muchos pensaban que se había ganado por derecho.
De momento, en las encuestas de Iowa, primer Estado que elige candidatos el 1 de febrero, Sanders va por delante en algunos sondeos. En el de la CBS, es sólo un punto, pero suficiente para cuestionar la estrategia y la estructura de la campaña de la que se supone es la todopoderosa Clinton. En New Hampshire, Estado vecino de Vermont, el legislador aventaja a Clinton con 19 puntos, según la CBS. A pesar de las diferencias entre Obama y Bernie Sanders, en 2016 el escenario político recuerda a lo que sucedió entonces. Obama ganó en Iowa. Después, Clinton se hizo con New Hampshire tras dar la vuelta a las encuestas. Lo hizo tras llorar delante de las cámaras de televisión en una pastelería. Sólo ella y su equipo de campaña saben si fueron de verdad o no. Lo que está claro es que, si quiere seguir siendo la candidata más fuerte, debe dar un golpe de efecto.