• El régimen chavista lanza una nueva ofensiva de post verdad para ocultar el sospechoso “suicidio” del concejal opositor y la crisis migratoria
“Cualquier situación que genere dudas en su base de apoyo, entre el 15% y el 20% de la masa electoral, el Gobierno va a generar un discurso para explicarles”, desvela Rafael Uzcátegui, coordinador de Provea, ONG de derechos humanos.
“Aquí estamos dos versiones: los que dicen la versión contraria a la que científicamente hemos probado no la han demostrado y por lo tanto son personas que están mintiendo. Nosotros estamos evaluando todo eso. Y eso frente a la sociedad tiene una consecuencia”.
El visionario George Orwell creó (en 1948) en su ‘1984’ el Ministerio de la Verdad, cuyo fin era manipular y reconstruir la Historia en el tiempo real. Setenta años después, Tarek William Saab, fiscal revolucionario que en tiempos pasados aseguró ser poeta, no solo intenta imponer a la fuerza la verdad oficial sobre el “suicidio” del concejal opositor Fernando Albán, muerto en las dependencias de la policía política. También amenaza (“Eso les va a colocar en una situación muy delicada, si no tienes pruebas pero sigues insistiendo que fue así, eso es un delito”) a los que se atrevan a dudar de una versión en la que muy pocos creen, llena de contradicciones gubernamentales y que ha provocado la exigencia de una investigación independiente de buena parte de la comunidad internacional.
“La verdad no puede ser cuestionada, es un hecho religioso”, resume Carlos Correa, director de la ONG Espacio Público. “Ahora se está hablando mucho del candidato Jair Bolsonaro y el uso de WhatsApp para desperdigar fake-news. Y antes con Trump. Pero aquí empezó mucho antes, con Hugo Chávez. Es una dinámica de los modelos populistas”. El chavismo se ha puesto manos a la obra, decidido a dar un giro más en su maquinaria de la post verdad para mitigar los efectos de la sospechosa muerte de Albán y, sobre todo, de la crisis migratoria que sufre Venezuela.