El Protector

El Protector

RELATOS DE VIDA

Nació con belleza y labia, desde pequeño robaba la mirada de la familia y quienes se acercaban; conforme pasaban los años, sus cualidades le permitían obtener prácticamente todo lo que quería y deseaba.

Con el tiempo fue perfeccionando las técnicas de atracción y manipulación, características que eran presumidas por su progenitora, que literalmente vociferaba por las calles “cuiden a sus gallinas que mi gallo anda suelto”.

La familia López Hernández era la más adinerada en el pueblito La Rosa, y su herencia generaba interés en muchos habitantes de la localidad, principalmente con el principal heredero, el joven Roberto, a quien muchos jefes de familia veían como su futuro yerno.

Dichas intenciones le abrían las puertas para poder hacer de las suyas, en todos los sentidos, podía entrar a cualquier fiesta sin haber sido invitado, consumir en las tiendas y pagarlo después, y también salir con las chicas que quisiera, con la venia de los padres.

También se sentía con el suficiente derecho de cometer abusos y comportarse como un verdadero patán, despreciar y correr a las chicas que erróneamente le entregaban su cuerpo y amor, de manera sincera.

Esta carrera loca en el deseo carnal, desencadenó el embarazo de más de la mitad de las jovencitas del pueblo, quienes pese a pedir ayuda del joven Roberto para la manutención de sus hijos, fueron ignoradas y criticadas cruelmente por la familia del señorito.

Los años continuaron su paso, el joven ya no lo era tanto pero siguió en la misma actitud, aunque el pueblo entero lo odiaba e, irónicamente, todos ellos eran sus familiares directa o indirectamente, debido a sus descendientes.

Las miradas cargadas de cólera de parte de los habitantes de La Rosa, eran absorbidas inconscientemente por el cuerpo de Roberto, quien seguía soltero porque se rehusaba a compartir su vida con alguien, porque quería seguir viviendo sin responsabilidades.

En un día que parecía normal, uno de sus hijos se atrevió a dirigirle la palabra para pedir apoyo para llevar a su mamá al doctor porque se encontraba muy grave, y no contaba con el recurso para el traslado, pago de honorarios y medicamentos.

Para Roberto fue muy fácil brindar una negativa, no sentía afecto por el jovencito, que si bien llevaba su sangre no era reconocido; y ante esa negativa, lo maldijo con todas las fuerzas de su corazón.

Al siguiente día, “el padre del pueblo”, como algunos le decían, desapareció. Sin embargo, una piedra en la montaña apareció, tenía forma de conejo, algunos dicen que es el joven Roberto, y se trata de un castigo por darle la espalda a sus hijos, por eso ahora será un vigilante eterno de su descendencia.

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