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El primer mito de la política

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HOMO POLITICUS
¿Cuál es el primer mito de la política?
 

En apariencia la política es la actividad de lo público en su dirección y encauzamiento social, mito.
 
Si alguna vez la política fue ejercicio de gobierno para dignificar al todo social, eso no existió ni en la Antigüedad Clásica; en los hechos nunca ha dignificado a los que deben serlo y mucho menos a los que menos tienen y han tenido históricamente.
 
La política es de facto en nuestra realidad una actividad de dominio que favorece a una élite en el poder que a fuerza de mitos, monstruos, estereotipos, engaños y compras de consciencia y sometimientos culturales, que sin duda, generan un control social.
 
La política es un mazazo descarnado y encarnizado que vulnera a los que menos tienen, en el escenario fáctico, los ciudadanos sabemos que es una monserga que genera esperanzas fallidas, que no cumple las expectativas de oportunidades sociales y, mucho menos, que el ejercicio de gobierno es justo para la sociedad.
 
Este escenario genera desconcierto y cansancio mental, al grado que en cada elección y el EDOMEX no fue la excepción, hay que estar rogándole a la gente para que participe y vote, condición que habla de la miseria política que vive la sociedad.
 
Es lamentable, pero no se puede ni se suele hablar bien ni de la política ni de los políticos, por el contrario, los improperios que le y les son proferidos cuentan con rabia e ingenio y, ello, todos lo sabemos; en el mejor de los caos y menos ardiente, los ciudadanos le mientan la madre a los políticos.
 
Si alguien no cree en mis palabras, haga un sondeo de cuates y se darán cuenta que las opiniones son realmente lapidarias sobre la política y los políticos; en los hechos, la clase política sabe que es repudiada, pero se le ha engrosado la piel y son sordos a los reclamos ciudadanos, por lo que la mentadas de madres que sufren son como las llamadas a misa.
 
Seamos francos, todos queremos representantes populares honestos y cuyo profesionalismo y probidad los caracterice, pero en los hechos esto no sucede, por lo que la política es sólo un mito de la buena voluntad y una quimera del oro.