EL PEOR CIEGO ES EL QUE NO QUIERE VER

EL PEOR CIEGO ES EL QUE NO QUIERE VER

ALFIL NEGRO

Nada se puede hacer para convencer a alguien de algo si no quiere hacerlo, o de que vea algo si no lo quiere ver, lo que da pie al refrán de que “no hay peor ciego que aquel que no quiere ver”.

Y en la política de nuestro estado, hay hechos y realidades que nos hablan de esta actitud, de la necedad y empecinamiento en que por lo que se advierte no quieren ver lo que a todas luces es una verdad porque no les conviene, o porque tendría un costo en decisiones y medidas que no a todos gustaría.

En MORENA. No se puede ocultar que no tienen ninguna organización y que no existe como partido, lo que provoca que grupos con estructura,real y dinero se apoderen del partido en lo más delicado como son los cargos supuestamente resultado de la voluntad de los morenos, pero en los hechos producto de quien tiene dinero y capacidad para organizar las elecciones a su favor aprovechando que dejan abierta la puerta para todos con el cuento de que es un partido abierto y plural, donde todos caben.

Al final, todos aprovechan estas facilidades para despacharse con la cuchara grande, menos los que de verdad tienen corazón guinda que sólo ven cómo les arrebatan lo que es de ellos.

Alguna medida deberían tomar, pero no lo hacen y se repitió otra vez la historia en la reciente elección de consejeros, en donde alcaldes, diputados locales y federales, morenos recién conversos, priistas disfrazados, esposas y esposos de políticos se agandallaron los cargos de esa elección, porque no hay reglas claras porque en ese afán de decir que el pueblo manda, dejaron que los volvieran a saquear, y lo peor, los mismos de siempre que ya los agarraron de sus puerquitos.

El el PRI no hay duda de que no vive uno de sus mejores momentos después de la derrota del 5 de junio, y que ahora más que nunca debe tener ojos y mente para ver y aceptar su realidad, porque eso le dará el camino para corregir los errores y enmendarlos, y de ahí empezar a construir el camino de regreso.

No querer ver la realidad o negarla, ocupados todavía en descalificar la elección pasada, es quedarse en el terreno de la inconformidad y del resentimiento perdiendo el tiempo en lo que es realmente urgente.

Como cantaba José José “ya lo pasado, pasado”, ahora hay que ver para adelante, porque vendrán días muy difíciles en que se debe ver de qué cuero salen más correas.

Parece muy simple, pero no es así, porque en el partido abundan los que se acostumbraron a cosechar sin sembrar, siempre esperanzados al trabajo de una militancia leal pero ignorada y lastimada, como en la decisión de los dirigentes nacionales que impusieron a quien quisieron para la candidatura, muy lejos de la voluntad de los priistas que son la base del triunfo y peleados con el gobernador.

Y así les fue.

Toca ahora a Julio Menchaca, desde el primer minuto del 5 de septiembre, mostrar buena vista para gobernar con apertura y equilibrio, con sensatez y verdad, dentro de lo que son desde ya sus líneas de acción: honradez, transparencia y honestidad.

Y entre los que no quieren ver la realidad del estado, muchos grillos que han cambiado de uniforme para cobijarse con los colores de Morena y pescar lo que se pueda en el río revuelto.

Cuando se tiene buena vista se sabe por dónde se camina, y son los líderes, los guías, los que deben tener la certeza de por dónde y cómo se avanza, porque si el que guía no sabe o no quiere ver la realidad se cumplirá lo que dice el libro sagrado “sin un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo”.

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