Opinión de John Carlin
- El problema no es Trump sino quienes creen que es la persona indicada para la presidencia
El análisis satírico que hizo el autor P. J. O’Rourke es que sus compatriotas le están gastando una broma al resto del mundo. “Muchos republicanos dicen que dan su apoyo a un personaje de historieta… al Pato Donald”. El análisis sesudo más habitual, hecho por ejemplo por el reputado analista electoral republicano Frank Luntz, es que la espectacular irrupción de Trump en el panorama electoral es que se trata de una revuelta contra la élite, de una frustración masiva con los que mandan en Washington, con los medios, con la gran banca, con las multinacionales, con la tiranía de la corrección política.
“La popularidad no debería ser la medida a la hora de elegir políticos. Si fuera así el Pato Donald estaría en el Senado”. Orson Wells.
“Nunca nadie perdió dinero subestimando la inteligencia del público estadounidense”. Nunca ha sonado la famosa frase del periodista H.L. Mencken, escrita hace 90 años, con más contundencia que hoy. Nunca nadie ha encarnado el concepto de manera más verosímil que el multimillonario Donald Trump y los millones que se proponen votar por él.
La victoria arrasadora de Trump en las primarias de New Hampshire la semana pasada nos presenta con la clara posibilidad de que acabe siendo el candidato del partido republicano en las elecciones presidenciales de noviembre. Tomando como base el total de ciudadanos que acudieron a las urnas en las últimas elecciones de EU (129 millones de un posible total de 235 millones), podemos deducir que, aunque perdiese Trump contra el candidato (o la candidata) demócrata, unas 60 millones de personas adultas votarían a favor de Trump.
Ello nos permite afirmar que por más eficaces que sean en sus trabajos, por más decentes que sean en sus vidas personales, por más amables que sean en el trato a los niños y a los animales de compañía, como animales políticos una enorme proporción de los habitantes de la antigua democracia más rica y poderosa del mundo ocupa un eslabón evolutivo ligeramente por encima del de las vacas.