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El papelito

PEDAZOS DE VIDA

Aquella tarde, como muchas otras, estábamos esperando que comenzara la novela en la televisión que acababa de estrenar doña Juana, ya habíamos agarrado la maña de ir a ver la novela, tomar café y comer del pan que llevaba mi comadre, bueno a veces mi comadre otras veces Anita, otras veces yo, la que no llevaba nunca era la Chata, ya ves que esa para sacarle un pan necesita llorar la virgen y eso cuando la agarras de buenas.

Nosotros ya habíamos sabido de lo que había pasado allá en San Nicolás, y en Nanacaxtitlán, de las personas que les había llegado un papelito y que después de haberlo leído se habían quedado locos. Lo supimos por don Joaquín que al no saber leer, lueguito se fue a la botica de Filemón, y ahí el único que estaba era el muchacho que le ayuda al boticario, quién también se quedó como ido luego de leer el papelito que se cayó al suelo y se perdió, no lo encontraron en el lugar.

La historia del papelito que ya había dejado como a 50 gentes en la locura, también llegó al pueblo, pero como los cuentos de fantasmas y brujas, ni caso hicimos, hasta que luego cuando íbamos a ver la telenovela a la casa de doña Juana, justo en el momento en el que íbamos a saber si la Marisa le iba poner el cuerno a Mauri, entró la Juliana para gritar que a la Chepina le había llegado un papelito y que luego de leerlo se quedó loca.

Llevaba el papel en la mano, que más bien parecía un pedazo de cuero, así de grueso y de mismo color entre café y amarillo. No, la Chata lueguito se levantó y le quitó el papel a la chamaca, le dijo de groserías y le preguntó que si ella lo había leído. La Juliana le dijo que no tenía letras, que se habían borrado cuando la Chepina lo había leído.

Agarramos el papel y no tenía letras, ni una, otros ni se atrevían a tocarlo, decían que en cualquier rato volverían a aparecer. Doña Jovita sacó agua bendita y le puso al papel que luego luego, se deshizo. Eso fue la señal de la brujería, en tanto la Chepina estaba en una silla con la boca abierta y le escurría tanta baba como si tuviera un nopal dentro. La Chepina sigue igual desde aquella vez, la novela ya no la vimos completa, el miedo duró tantos días que la gente solo salía para ir a misa, a la plaza y al baño.

Y el papel, que pensamos que ya se había desecho, resultó que volvió a aparecer cinco veces más, pero aquí la gente ni sabe leer. Lo que no se ha sabido es de donde salen esos papeles, quién los da a la gente, aunque don Joaquín el viejito de San Nicolás, dijo que se lo dio un hombre,  pero segurita estoy de que si no es el Diablo, segurito tiene algo que ver…