“El Pana”, a cuatro años del principio del fin.

Cuatro años han transcurrido desde la trágica muerte de “El Pana”, aunque Rodolfo Rodríguez González le haya sobrevivido 32 días más.

Por: Saúl Salvatierra García

Estimados amigos, con el placer de saludarlos desde este espacio de Plaza Juárez. En estos aciagos días, en que un mal bicho ilidiabe nos mantiene en cuarentena, se han cumplido cuatro años de la trágica tarde del 1 de mayo de 20016, en que el toro “Pan Francés” de la vacada guanajuatense de Guanamé, propiedad de Don Eduardo Hernández de los Santos, volteo de manera terrible a “El Pana” en la plaza de toros de Ciudad Lerdo, Durango, que al caer de cara a la arena –con todo el peso de su cuerpo en el cuello- le causó la fractura de tres vértebras cervicales y la consecuente cuadriplejia.

La muerte que andaba a la caza del Maestro tlaxcalteca y esa tarde lo alcanzó en el pequeño coso Lagunero, ya el primer astado de su lote lo había trompicado, pero fue su segundo enemigo el que le causaría las terribles lesiones vertebrales que le dejaron parapléjico, esa tarde “El Pana” murió para la Fiesta Brava, aunque Rodolfo Rodríguez González, continuaría vivo 32 días convertido en catafalco de ese torero único e irrepetible, todo verdad, irreverente, que por lograr un sitio en la Fiesta de Toros luchó contra todo y contra todos, inclusive contra él mismo.

“El Pana” debió morir para el toreo la tarde del 7 de enero de 2007, en su despedida de la Monumental Plaza de Toros México, como lo había decidido Rodolfo Rodríguez González, retirándose después de lidiar el lote de la dehesa de Garfias que le había correspondido, pero no, saltó al ruedo “Rey Mago” un buen mozo, con 550 kilos, con el que “El Pana” destapó el frasco de las esencias taurinas y realizó una de las más importantes faenas de su vida, que si bien fue básicamente derechista estuvo llena de detalles artísticos, pinceladas que llenaron el ruedo de la gran México de arte, magia y duende, así lo que debió haber sido su sepelio fue su resurrección, con 55 años a cuestas,

Después, después comenzó a recorrer nuevamente la geografía taurina de la República Mexicana y el extranjero, lleno de ilusiones como un chaval. La importancia y trascendencia del triunfo logrado por “El Pana”, aquel 7 de enero, lo catapultó de manera insospechada para el diestro tlaxcalteca que a esas alturas de su vida veía concluida su carrera taurina.

Así “El Pana” convenció a Rodolfo Rodríguez que debían seguir toreando, lo cual hizo regularmente durante los últimos 9 años de su vida, anunciándose en prácticamente todos los Estados de la República Mexicana y con viajes a España y Francia, sin embargo no logró alcanzar una de sus mayores ilusiones, confirmar su alternativa en la Plaza de Toros Monumental de Las Ventas del Espíritu Santo de Madrid; no obstante logró otra de ellas, la de encerrarse en solitario con seis astados, lo que hizo el 6 de marzo del mismo 2016, cuando lidió en solitario seis toros de Manolo Espinoza e Hijos en el arranque de la Feria de Texcoco de ese año.

Finalmente, Rodolfo Rodríguez González se dio por venció y el 2 de junio de 2016, en el Hospital Civil de Guadalajara, Jalisco, exhaló el último suspiro, seguramente añorando la ajetreada vida que compartía con “El Pana”.

Dejamos las sentidas letras que el aficionado español Fernando J. Sánchez, dedicó al “Brujo de Apizaco”

“A Rodolfo Rodríguez ‘El Pana’.
Burlón de encalesada rebeldía
chamaco de limón agitanado,
Maestro infiel y siempre perfumado,
del santo olor de la panadería´.
Rey Mago que en las musas reinaría´
sobre un azteca ruedo desbordado
que besa un corazón enamorado
del dulce sollozar de la alegría.
Al negro amanecer de las cantinas
le visten de “Don Juan” las mesalinas
junto a la “Porra Libre” que le reza:
Que la tarde de un séptimo de enero
un arcángel vestido de torero
soñó la eternidad de la belleza.”

Por favor cuidémonos, quedémonos en casa. Por ahí nos vemos ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO, si Dios lo permite.

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