Home Nuestra Palabra Miguel Rosales El País de “no pasa nada”

El País de “no pasa nada”

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Pido la palabra

Nuestra realidad la empiezo a comparar con el cuento de Alicia en el País de las Maravillas, con la diferencia de que este mundo no es imaginario, y en donde los personajes de esta obra de la vida real no son ni el Conejo Blanco, ni El Sombrerero, ni Gatos de Cheshire, ni aparece ninguna Reina de Corazones; si en cambio, nuestra historia de cada día está protagonizada por personajes que patéticamente van a influir en nuestro futuro a través de sus decisiones.

Y al igual que Alicia siguió a un Conejo y terminó cayendo en un profundo pozo, nosotros también parece que entramos a un túnel que parece no tener fin y que sin lugar a dudas también nos está llevando a un mundo de absurdos y paradojas; y al igual que el Conejo que corre murmurando que llega tarde, nosotros siempre iremos contra reloj por la prisa y el miedo de las decisiones, a veces inverosímiles, que puedan tomar nuestros representante; ellos son en realidad el pozo profundo de nuestra historia, y nuestra caída si nos hará mucho daño.

Con las recetas mágicas de la política que nuestros personajes nos convidan, en un momento nos hacen sentir tan pequeños, y que nuestro tamaño es de tal insignificancia, que los políticos tienen que voltear hacia abajo para darse cuenta de que ahí estamos, es más, a veces nos sentimos el personaje principal de la obra de H.G. Wells, “el hombre invisible“, pues en la mayoría de las decisiones que toman en nuestro loco mundo de la política, parece ser que ni nos ven y ni nos oyen; parecemos una sociedad invisible en un país de ciegos y sordos.

Pero también y como por arte de magia, el pueblo invisible cobra fuerza, adquiere un tamaño descomunal y se nos dice que somos la inspiración en sus noches de desvelo, que en sus sueños húmedos siempre aparecemos como el gigante que en lugar de hacha, tenemos un voto poderoso; nos envuelven con sus discursos, a algunos nos hacen vibrar de la emoción al saber que alguien está entregando su esfuerzo y su vida y la pone al servicio del pueblo, y al final nos dejamos guiar.

Lo cierto es que cualquier fantasía es rebasada por la realidad, nuestro ámbito nacional está lleno de mentirosos, corruptos, manipuladores, soberbios, intolerantes y uno que otro debo reconocer si tiene buena voluntad; pero en su mayoría, día con día recibimos toneladas y más toneladas de contaminación política; en tanto, el pueblo invisible, se parte el alma en las calles para medio sobrevivir y llevar algo de comer a sus hijos.

Nadie quiere ver ni oír al pueblo en tiempos no electorales para ellos pasa inadvertido, es invisible; todos los políticos solo miran su personal futuro y el pueblo que se arregle solo; quizá por ello las recientes formas de manifestación de su crispación; aunque en la política se atienen a que estamos en el país de “no pasa nada”, en su país de las maravillas en donde ellos, los políticos son las piezas principales del ajedrez, y nosotros, somos sólo los peones que sirven a sus intereses de victorias y venganzas personales.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.