El nivel de la política…

El nivel de la política…

PIDO LA PALABRA

Ya está la pista bien definida en la carrera presidencial, y aún por definirse en las demás postulaciones partidistas, y en cualquiera de los casos, no podemos decir: ¡qué gane el mejor!, pues esta es una expresión muy subjetiva que se amoldará según los intereses y necesidades de los candidatos y sus respectivos equipos de trabajo

Para unos, el mejor será aquel que usará con más eficiencia su extenso catálogo de marrullerías para ganar simpatizantes, o quizá, el mejor, para otros, será aquel que logrará convencer con compromisos que después serán enviados al archivo muerto; o para otros más, el mejor, será aquel que tiene una larga trayectoria de zancadillas y golpes bajos.

Tampoco es recomendable dejarnos guiar por la mercadotecnia política, pues ésta se ha convertido en una herramienta indispensable para venderle al electorado las bondades de los candidatos de todos los géneros, mostrándolos al ciudadano como las personas que vendrán a salvar al Estado, y nos bombardearán con cientos de cartelones con la cara sonriente del prospecto; sonrisa que a veces parece burla a la miseria en que sobreviven miles de paisanos.

Si nos dejamos convencer de slogans pegajosos y candidatos carismáticos, lo más probable es que suframos un tremendo chasco a nuestras pretensiones de crecimiento social, pues está visto que el carisma ayuda, pero no es garantía del buen ejercicio de la encomienda; líderes carismáticos cuya inutilidad político-administrativa y/o legislativa, es el vil reflejo de los yerros de dejarnos llevar por el sentimiento y no por la razón.

Lo más conveniente en esta carrera que no tendrá nada de parejera pues la caballada está bastante flaca, es que los electores, primero dejemos a un lado la displicencia que nos ha sido motivada por tanta demagogia política, y desde ahora nos hagamos el propósito de hacernos presentes en las urnas el día de las elecciones, vencer el abstencionismo es la primera meta a lograr, nuestra apatía es el alimento para los canallas y corruptos.

Después, analicemos detenidamente a cada uno de los prospectos en contienda, la trayectoria que han seguido a lo largo de su vida política, el cumplimiento de sus compromisos y analizar las causas que le impidieron el incumplimiento de otros, inclusive, tener en cuenta su perfil cultural y hasta familiar si es que esto es posible.

Factor importante en nuestra decisión será el verificar si el activismo de los que aspiran es solo electoral, o si éste ha sido una constante en las luchas sociales en las que ha participado, pues está bastante claro que muchos son gente aguerrida pero solo de ocasión, oportunistas y vividores que hacen de la política un negocio y no un a forma de participación para lograr mejoras en nuestra incipiente democracia.

Conocer su plataforma política, aunque ésta básicamente les está dada por sus Institutos Políticos y por ello en muchas ocasiones no existe el compromiso del o de la aspirante, sin embargo, se hace indispensable para nuestra decisión, asistir a sus mítines, pero no a echar porras, sino a escuchar detenidamente y de primera mano sus planes de trabajo, pues de la forma de agarrar el taco se conoce al que es tragón, y en esas reuniones se puede uno dar una idea más cercana de la personalidad de quienes pretenden el cargo político.

Pero al final, sea cual sea nuestra decisión, si es que desde ahora ya estamos casados con una postura u oferta política, en cualquiera de los casos el exhorto es que digamos no a la violencia, no a las guerras sucias en campaña, pues estas son las estrategias de los mediocres carentes de argumentos viables para convencer a sus simpatizantes.

El ciudadano está creciendo y su política debe estar en ese mismo nivel.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.

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