LA GENTE CUENTA

“El mundo se acaba mañana”. Un anciano de ropas un poco gastadas, los ojos entrecerrados, un rostro marcado por las arrugas y un paso muy lento al caminar, pregonaba una y otra vez esta frase, a los cuatro vientos, con toda la intensión de que todos lo hicieran caso y comenzaran a prepararse para un destino inevitable.
    La gente, reunida en la plaza principal, comenzaba a asustarse ante los gritos del venerable; los rictus de asombro, de incredulidad, de pánico se mostraban a plena luz del día, comenzaban a circular pensamientos desesperados: voy a morir, mi familia va a morir, la gente que amo va a morir.
    “El mundo se acaba mañana”, volvió a gritar el hombre canoso, esta vez con más desesperación que antes, los niños en el parque no lograban entender la magnitud de sus palabras, pero eso no significaba que no le tuvieran miedo; los jóvenes lo miraban con incredulidad, “este viejo está loco”, se alcanzó a oír, y seguían pintarrajeando las paredes.
    Un chico que estaba sentado en una banca escuchó al anciano volver a gritar “el mundo se acaba mañana”, y aunque al inicio se mostró temeroso, se le acercó, al menos para saber los detalles finales.
    -Disculpe, mi señor –detuvo por un momento al hombre- ¿por qué dice que el mundo se acaba mañana?
    -Porque es así –respondió el anciano, aliviando un poco su preocupación. –Todo lo que conoces va a acabar.
    -¿Y, como va a ser? –preguntó temeroso, con un pequeño nudo en la garganta.
    El hombre reposó un poco en una de las bancas, ayudado por el chico, y comenzó a decir su predicción.
    -La naturaleza reclamará lo que le pertenece, de las montañas saldrá un manto ardiente que cubrirá por completo lo que ves, los elementos se unirán para castigar a la Tierra, nuevos seres surgirán y dominarán este suelo, pero esta vez será doloroso, ya no habrá ni alegría, ni amor, ni ningún sentimiento. Los sobrevivientes serán los que sufrirán.
    -¿Y todo esto sucederá mañana? –la angustia del chico era grande.
    -El mundo se acabará mañana –reiteró el anciano- si la humanidad lo permite. Porque la deshumanización es lo que destruirá la Tierra. Volvamos a ser humanos, y así la salvaremos.