PEDAZOS DE VIDA
Cuenta la historia, que había un muchacho que estaba enamorado de una chamaca, pero la chamaca solo lo quería por su dinero, y el muchacho estaba tan enamorado que no se había dado cuenta de que no lo quería, que solo estaba con él porque le compraba todo lo que ella deseaba.
Un día este hombre se enfermó y la mujer no fue a visitarlo, entonces como en aquél país se acostumbraba, le pidió al espíritu del Gran Dragón de Oro que le diera salud, que solo viviría para ir a verla, que no importaba si se quedaba sin fortuna, que solo quería verla una vez más.
Y el Gran Dragón de Oro al ver a ese hombre moribundo, aceptó el trato, a cambio de que tendría salud pero se quedaría sin dinero. El hombre enamorado de la mujer, apenas sintió la mejoría de su salud, corrió hasta donde ella, solo para darse cuenta que el amor que él creía tener, era amor comprado que no debía llamarse amor. Ella estaba en brazos de otro hombre cuya riqueza era exorbitante.
El hombre tenía salud, pero ya no tenía dinero para comprar a la mujer que le había quitado el sueño, a la que en el fondo aún amaba, aquella de caricias falsas, la misma que se enamoraba no del hombre sino del brillo de sus monedas, de la transparencia de las joyas, de todo lo que no era humano, del mineral y de la riqueza de la tierra.
Entonces aquel hombre, fue muy triste pero tenía mucha salud. Así que volvió a trabajar y pronto recuperó su fortuna, siempre había sido muy buen comerciante, de esta forma logró recuperar su dinero e incluso hacer mucho más, y cuando volvió a encontrar a la mujer, buscó seducirla con las telas más finas, con el brillo del cristal, y con lo pesado del metal. Ella pidió perdón por abandonarlo y él decidió aún con el dolor de su corazón decirle adiós, pues había comprendido que el amor no se compra y que de nada serviría tener un cuerpo que se va con el viento.
Pues así es la historia del muchacho y la chamaca, aunque no sé bien qué tipo de riqueza tenían pero tuvo que haber sido un chingo como para que ella se hubiera ido con otro y luego hubiera querido regresar, y el país de donde eran no era México porque seguramente el chamaco, con salud y para recuperarse, hubiera tenido que ser narco o algo así como político, y esos ves que nada más andan buscando barbies. Entonces no importa chamaco, ya duérmete o te pongo unas nalgadas para que te duermas calientito ¡Qué cuentos ni que la chingada!