Home Un Infierno Bonito “EL MEROLICO”

“EL MEROLICO”

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Antonio “El Loco” platicaba con su señora:

  • Hijole, vieja, me pusieron a parir chayotes, me cay, no sé qué hacer, mañana lunes, es el cumpleaños de mi compadre Pancho, ahuevo tenemos que ir, ya me invitaron.
  • También me dijo mi comadrita que nos espera, que no la fuéramos a dejar con los gastos hechos.
  • ¡Sí, pero mira mis zapatos! Están todos madreados, tienen un agujero en la suela. Y estoy jodido, tengo 50 pesos guardados, y no creo que me alcance para comprarme unos nuevos.
  • Quién te manda, por gastalón, ya te le he dicho, siempre hay que tener un centavo alzado. Si quieres te puedo dar 50 pesos para que compres unos, pero te aguantas a comer frijoles.
  • ¡Juega el pollo! Nada le hace que ande como ametralladora, pero salgo del apuro, no le puedo faltar a mi compadrito, aunque no le dé regalo, le digo que me asaltaron. Acompáñame a comprarlos.
  • Todavía es temprano, además ahorita no podemos salir, nos aventaron sal en la puerta de la casa, y hay que lavar muy bien.
  • ¡A ver! Déjame ver.
  • No te asomes porque dicen que esta es una maldad, voy a echarle mucha agua.
  • ¿Quién crees que quiera hacernos daño?
  • Aquí en la vecindad hay mucha gente cabrona, hay que cuidarse hasta de la propia raza. Mientras le echo agua al patio, péinate que tienes los pelos parados, parece que te espantaron.

Juanita, sin dejar de echar madres y al mismo tiempo rezaba, le tallaba muy duro al patio y le echaba mucha agua hasta que se llevara el último gramo de sal.

-¡Ya terminaste, vieja! Dame el dinero que me prometiste, me voy a comprar unos zapatos bien padrotes, grandes, de los que se andan usando, que parecen de Tribilín, para lucirlos con mi compadre, hasta voy a cruzar la pierna. Ahorita regreso, me voy a tardar un buen, para escoger los que quiero.

  • Ten mucho cuidado, no sea que con la sal que echaron te vaya a tocar la mala suerte y te raje la madre un carro.
  • Me voy a ir con mucho cuidado.

El Loco se bajó muy preocupado, no podía olvidar lo de la sal que les echaron, pensaba que les iban a hacer brujería. En el camino encontró a su amigo El Chinicuil, y se saludaron:

  • ¿Dónde vas tan distraído, pinche Loco?
  • Voy a comprarme unos cacles. A ver si encuentro una zapatería abierta para comprarme unos zapatos, es domingo, y en muchas no trabajan.
  • En la calle de Guerrero hay una abierta, pero ahí hay de piel, y son muy caros, a menos que te compres unos guaraches, si quieres te acompaño.

El Loco no aguantó el secreto de la sal que le habían echado en su puerta, y le contó a su amigo:

-¿Tú que sabes cuando te echan sal en la puerta de tu casa?

-Al echártela es brujería, y la primera que la ve y la pisa se muere.

  • ¡Ay, en la madre! No le hagas, mi vieja la vio y la pisó, pobrecita, se va a morir.
  • Debes de ver a una espiritista, ve a la iglesia y te avientas un novenario antes de que pase algo. La otra vez echaron sal en la casa de mi jefa y se murió mi padrastro, fue el primero que la pisó.
  • Ya ni me digas más, luego nos vemos.

El Loco, sin perder la mirada a la iglesia de la Asunción de los Cielos, entró corriendo, que tiró a una señora que salía, recorrió varios altares hasta que encontró el que buscaba, y le habló en voz alta como si platicara con él,

corriendo directo a la iglesia, con toda devoción se aventó varios rosarios. “A ti te andaba buscando San Judas Tadeo, porque eres el que arreglas las broncas más difíciles, y te pido de corazón que le eches la mano a mi vieja, no sabemos quién le echó sal para que se vaya al valle de las calacas, por eso vengo con el corazón en la mano, a pedirte que la ayudes, yo te prometo que si no le pasa nada, el 28 de octubre que es día de tu santo, te voy a echar muchos cohetones y si se mete Protección Civil a querer quitármelos, les rajo la madre, porque esos cohetones son para ti por el favor que te estoy pidiendo.

Se quedó callado y luego se aventó como 5 rosarios seguidos, se persignó varias veces y le pidió a Dios que no le pasara nada a su vieja. Cuando salió de la iglesia vio una bolita de gente, cuando se acercó estaba un merolico que decía:

  • A ver, maldito animal del demonio, sal de tu cajón antes de que te retuerza el pescuezo. Ustedes saben que esta víbora ha sido la causante de todos los males del mundo. Desde que le dio la manzana a nuestra madre Eva, quien desobedeciendo las órdenes del Señor, se la dio a nuestro padre Adán, y les dieron calle del paraíso.

Pero el mal que nos aqueja y nos rodea, son los que nos causan los                  vecinos, nuestros propios familiares, que por envidia nos hacen daño.

Así como lo oyen, hay muchas personas envidiosas que nos avientan         

      cochinadas en la puerta de la casa, con el fin de hacernos brujería. ¡Levanten las manos todos aquellos que crean en la brujería!

El Loco, que estaba en primera fila, levantó las dos:

  • Una, dos, tres, siete, ocho, nueve diez. Los demás que no son creyentes pueden seguir su camino. ¡A ver, caballero, permítame su mano! Todos los que la levantaron les voy a untar un bálsamo que fue bendecido siete veces por el Papa en Roma, para que los proteja de la maldad.

A usted, caballero, le voy a poner doble porque se ve muy preocupado. Parece que vio al diablo, ¿o me equivoco?

– ¡No!

-Preste su mano, ahora póngala en el corazón y rece un padre nuestro y pídale al Señor, que desde los cielos lo ilumine a usted y a su familia.

El pinche Loco, con cara de pendejo, con la cabeza agachada, seguía todas las indicaciones.

  • ¡Bueno, ahora con esta baraja ustedes van a sacar una carta! Y les voy a decir cuál será su destino. Les va a costar la cantidad de 20 pesitos, pero este dinero que ustedes hacen favor de darme, les juro por la virgencita morena de Guadalupe, que todo lo reunido va directo a la Presidencia Municipal, para que la presidenta a la que todos le caemos mal, no mande a corretear a los pobres ambulantes y les quite lo poco que tienen, ya ven lo que ha hecho, se ha apoderado de la ciudad poniendo sus parámetros, no ha tapado todos los baches, ni manda a levantar la basura, pero Dios lo castigará, y su marido no va a poder agarrar otro hueso para la próxima elección, como diputado, porque les quiere cobrar impuesto a los boleros y limosneros. En estos momentos les voy a presentar a un amigo fakir, que viene desde la India, para ayudar a los hidalguenses, les dirá su futuro y le pagan como mejor les convenga, él ayuda a todo el mundo.

Mientras tanto, en la vecindad, Santita hablaba con la vieja de El Loco:

  • ¡Perdóneme, Juanita, pero en la mañana mandé a mi hija a comprar un kilo de sal, y esta pendeja se tropezó y se le cayó en su puerta! -No tenga cuidado, Santita, pensé que me hacían brujería.

Por otro lado, el fakir hablaba con El Loco, lo estaba confesando:

  • Lo que me cuentas es muy duro, tu vieja morirá esta noche, porque la sal contiene la maldición del faraón, y toda persona que la pisa ya se la llevó la chingada
  • ¡No chingue, señor fakir!
  • Tienes que comprar este amuleto que contiene oro, cuarzo y mirra, para que la proteja.
  • ¿Cuándo me vale?
  • ¡Mil pesos!
  • Nada más traigo 80 pesos.
  • Dámelos.

El Loco llegó a su casa muy contento, y le dijo a su vieja:

  • Compré este amuleto para que no te pase nada, me costó ochenta pesos, y veinte que le di al señor, fueron los 100.
  • ¿No te compraste zapatos? Por pendejo, no vas a ir a la fiesta, te vieron la cara.

gatoseco98@yahoo.com.mx