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EL MERCADÓLOGO

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EL MERCADÓLOGO

De inercia y méritos

El pasado lunes 29 de noviembre, la revista francesa France Football otorgó su premio a los mejores futbolistas de 2021, según las votaciones de diferentes especialistas deportivos. El premio, llamado «Balón de Oro» fue para Lionel Messi en la categoría masculina y Alexia Putellas en la categoría femenina. Como suele pasar en el mundo del fútbol, esta decisión trajo una nueva polémica, ya que una parte de los seguidores de este deporte consideran que el ganador masculino debería haber sido Robert Lewandowski.

Partiendo de la base de que me parece muy complicado otorgar un premio individual en un deporte colectivo, si agregamos el componente subjetivo, se convierte en un asunto imposible el lograr un consenso. Porque cuando se premia al jugador que metió más goles en un torneo, no existe ninguna duda, es un hecho objetivo. Pero hasta ahí. Porque cuando se premia al portero que recibió menos goles, aunque es algo comprobable, también habría que darle su mérito a la defensa que ayudó a conseguir ese objetivo.

Por eso he querido especificar en el primer párrafo que este premio es el resultado de la votación realizada por diferentes especialistas deportivos. Es decir, la gente que, en teoría, más sabe sobre este deporte, emitieron su voto sobre quién consideraban que había sido el mejor jugador de 2021, y una mayoría eligió a los galardonados por encima de todos los otros candidatos existentes. De hecho, en el caso de Alexia, desde unas horas antes comenzó a darse por hecho su inminente reconocimiento.

Aunque en la ceremonia pasada, la de 2019, existió división de opiniones en el premio otorgado a Megan Rapinoe, que durante esa temporada apenas disputó seis partidos con su equipo, no anotando ningún gol ni dando ninguna asistencia. Pero claro, ese verano se disputó el Mundial, y la jugadora fue pieza clave para que su país ganara el torneo. Muchas voces dijeron entonces que la mayoría de los votos habían sido por su repercusión mediática y por la falta de conocimiento del entorno femenino por parte de dichos expertos.

Ahora, esos mismos expertos han premiado a un jugador que, aunque no se duda de su calidad, a nivel colectivo no fue capaz de ganar ningún título con su equipo. A su favor tiene que fue el máximo goleador del torneo español, y que por fin consiguió ganar un título con su país, la Copa América, pero para mucha gente, estos méritos no son suficientes como para ser merecedor del «Balón de Oro».

Me parece que, tanto en el caso de Rapinoe como en el de Messi, más que una conspiración maléfica para favorecerlos, existió una inercia por parte de las personas que tuvieron derecho a voto, haciendo lo «más fácil» antes que evaluar de forma objetiva el rendimiento de todos los candidatos a dicho premio.

No solo les pasa a los expertos deportivos; en realidad, esta inercia es mucho más común de lo que nos gustaría reconocer: cuántos negocios quieren obtener mejores resultados en cuanto a sus objetivos, pero no se lanzan a realizar nuevas estrategias, a abrirse un lugar entre nuevos nichos de mercado, a ejecutar una comunicación más arriesgada. Ya lo dijo Albert Einstein: «Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo».

Lo que pasa es que es más fácil votar por Messi o por Rapinoe, que son la «apuesta segura», antes que arriesgarse y probar algo nuevo. Pero la clave de la innovación y el crecimiento pasa por dejar de lado esa inercia y lanzarse a votar por Alexia Putellas o Lewandowski; siempre sin perder de vista los resultados que se quieren conseguir.