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EL MERCADÓLOGO

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EL MERCADÓLOGO

De turismo y pandemias

Hasta hace muy pocos años, los viajes de placer estaban reservados únicamente para las clases sociales altas. Para la gran mayoría de la población, salir de su entorno cotidiano sin mayor motivo que descansar o conocer sitios nuevos, era una gran utopía. Existían, sin embargo, otro tipo de viajes que tenían una repercusión económica importante: las peregrinaciones. Así, con motivo de la fe, la gente se desplazaba a otros sitios, generando una derrama económica favorable para los habitantes de aquellas ciudades que pudieran disponer de alguna catedral importante, a poder ser con alguna reliquia de algún santo.

En 1936, en Francia, se instauran por primera vez en la historia las vacaciones pagadas para todos los trabajadores. Así, al reconocer el derecho de la gente a descansar sin tener una pérdida económica, se puso en marcha de forma masiva una nueva industria: el turismo. La gran mayoría de los países del mundo, por no decir todo, han incorporado este nuevo mercado en su funcionamiento, algunos incluso situándolo como piedra angular de su economía.

Sin embargo, son muy diferentes los modelos de turismo existentes: desde el turismo cultural, de descanso o hasta de borrachera. Poco a poco, cada lugar se ha ido adaptando para parecer atractivo a sus visitantes y poder atraer cada vez a más gente. Cada sitio turístico genera una cantidad de empleos relacionados: guías turísticos, meseros, cocineros, trabajadores de hoteles. Todo ello genera una derrama económica, en algunos casos imprescindible para la propia subsistencia.

Y no son pocos los lugares que han encontrado auténticas «minas de oro» de forma fortuita: por ejemplo, el «Café des Deux Moulins», en Paris, que se hizo famoso por aparecer en la película de Amélie, al punto que actualmente puede permitirse tener precios mucho más caros que el resto de los locales que están a su alrededor. O la librería «Lello», en Oporto, Portugal, sobre la cual comenzó a correr el rumor de que J.K. Rowling la había utilizado como fuente de inspiración para escribir su saga de libros sobre Harry Potter, al punto de que se convirtió en punto de visita obligada para los fans del pequeño mago. La librería se ha visto obligada a cobrar entrada, ya que solía estar llena de turistas que no compraban, y no permitían que pudiesen entrar clientes.

Como todos sabemos, a partir de marzo de 2020, se pararon todas las industrias, siendo esta una de las que más lo resintió. Si un modelo económico se basa, precisamente, en la movilidad de personas y esta se ve restringida, el modelo deja de producir beneficios para todos los implicados. Es, sin ninguna duda, uno de los sectores más afectados por la pandemia. Sin embargo, el avance en la vacunación a nivel global, sobre todo en países con un alto poder adquisitivo, hacen tener muchas esperanzas a la gente que vive de estos ingresos.

Poco a poco comienzan a llenarse nuevamente los sitios emblemáticos de las ciudades de gente buscando el mejor ángulo para tomarse una foto y subirla a sus redes sociales. Los restaurantes de las zonas más visitadas vuelven a contratar gente para poder así responder a la demanda existente. Los medios de transporte cada vez van más llenos. Y aunque los cubrebocas se han vuelto un objeto más a tener en cuenta a la hora de viajar, junto con el gel hidroalcohólico, parece que la normalidad vuelve a abrirse camino.

Lo único que esperamos es que, después de todo lo que hemos vivido, el espíritu de empatía y solidaridad de los empresarios les haga abandonar viejas prácticas que afectan a sus trabajadores. Recuerden, amigos dueños de negocios, que si sus trabajadores están contentos, darán un mejor servicio a sus clientes, lo que generará recomendaciones y, por ende, más clientes nuevos.