Home Nuestra Palabra El Mercadólogo

El Mercadólogo

0
El Mercadólogo

De escuelas y seguridad

Después de un año y cinco meses, el pasado lunes 30 de agosto se retomaron, en muchas escuelas de nuestro país, las clases presenciales. Muchas otras decidieron continuar con las clases online. Esta decisión, como era de esperar, estuvo rodeada de polémica respecto a la seguridad que podían ofrecer las escuelas ante la pandemia. Sobre todo, se cuestiona que, en plena tercera ola, con el incremento de contagios, hospitalizaciones y fallecimientos que se está dando, se intentara retomar una actividad que, para algunos implica un riesgo y para otros es totalmente segura.

No nos vamos a engañar: las escuelas, per se, no son seguras. Tampoco lo son los estadios de fútbol, los trabajos, los restaurantes, las fiestas ni las reuniones familiares. Ninguna actividad, realizada de la forma en la que solíamos hacerlo antes de la llegada de este virus, resulta segura para evitar el contagio y propagación del virus. Intentar retomar nuestra vida exactamente igual que como era, ahora mismo, es imposible.

Desafortunadamente, esta nueva realidad a la que nos enfrentamos constituye un ensayo y error para todo el mundo. Gracias a la ciencia, somos mucho más conscientes de cómo enfrentar esta amenaza que hace unos meses: cubrebocas, sana distancia y ventilación son los tres pilares sobre los que se puede construir una normalidad relativa. Siempre que se cumplan dos de tres, podemos asegurar que el entorno es seguro. Además, la vacunación nos brinda una esperanza a futuro. Sabemos que, una vez que una persona tiene la pauta completa de vacunación, el riesgo de terminar hospitalizado o morir se reduce significativamente.

Pero aún no alcanzamos las cifras de vacunación suficientes para considerar que la Covid-19 está controlada. Y mientras no se alcance, tendremos que seguir manteniendo esas medidas de seguridad ya enumeradas. A partir de ellas, podemos asegurar si una actividad ha sido adaptada lo suficiente como para ser segura. Muchas escuelas han hecho un gran esfuerzo para conseguir asegurar dos de tres medidas, tanto económicas como de logística. Elaboración de protocolos, capacitación a profesores, adaptación de espacios, todo ello para poder recibir a sus alumnos e intentar retomar una cierta normalidad.

Los niños necesitan volver a socializar, es parte de su desarrollo. Los adultos, sobre todo las mujeres, necesitan que sus hijos vuelvan a clase para poder retomar sus actividades diarias. La economía necesita que se reincorporen al mercado todas esas personas que han tenido que dejar de lado su trabajo para poder cuidar de sus hijos. Pero la necesidad no puede ser, en ningún caso, a costa de poner en riesgo la vida y la salud de nadie.

Además de las medidas que nos puedan brindar las escuelas, queda en manos de toda la sociedad conseguir que este regreso a clases sea exitoso. En el caso de las familias, tienen la responsabilidad de asegurar que los niños tengan ese mismo entorno seguro en el resto de las actividades que realicen, y también de ser honestos y no mandar a sus hijos a la escuela si tienen síntomas o sospechas de que puedan tener el virus. En el caso de las empresas, otorgando una cierta flexibilidad a los trabajadores en caso de que sus hijos no puedan acudir a la escuela en un momento puntual.

Aunque estamos muy cerca de poder retomar nuestra normalidad, seguimos inmersos en esta pandemia, y la única forma de salir de ella con las menores consecuencias posibles es siendo todos responsables. De esto salimos todos unidos o dejaremos a mucha gente en el camino, más aún de la que se ha quedado hasta ahora.