El Mercadólogo

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De ventanas y zepelines

A finales del siglo XX, un grupo de reconocidos pensadores fueron invitados a realizar su pronóstico de cómo sería el siguiente siglo. Sus respuestas fueron publicadas en un libro titulado Predicciones. Una de ellas, la realizada por Umberto Eco, se titula Nunca te enamores de tu propio zepelín. Dice en su colaboración, el filósofo:

“Procuro no hacer predicciones. Imaginemos simplemente lo que ocurrió cuando se inventó el dirigible. ¡Qué cosa más maravillosa!, pensó la gente, poder viajar por el aire como los pájaros. Y entonces se descubrió que el zepelín era un invento sin porvenir. El invento que sobrevivió fue el aeroplano.”

Hace dos años, el panorama que teníamos tanto a nivel global, como seguramente cada uno de mis lectores a nivel personal, dista mucho del que puede estar enfrentando actualmente. Digo dos años porque es evidente que la pandemia ocasionada por el Covid-19 ha generado toda una revolución en nuestras vidas, pero estoy seguro de que, si rememoramos hacia el pasado, el periodo que sea, encontraremos que ha cambiado mucho nuestra forma de pensar, de enfrentar los problemas y nuestras opiniones.

Según Heráclito, no hay nada permanente, excepto el cambio. Todo en nuestra vida está formado por etapas: algunas apenas duran unos días y otras se establecen durante años. Muchas veces los cambios se van fraguando poco a poco, a fuego lento, sin apenas darnos cuenta, hasta que un día nos percatamos de que las cosas han cambiado; y en otras ocasiones esta evolución nos golpea en la cara, desestabilizándonos y obligándonos a adaptarnos en muy poco tiempo.

Lo importante de este continuo movimiento es saber adaptarse. Desafortunadamente no hay escuela, curso, licenciatura o maestría que nos haga acertar siempre en este proceso de adaptación, pero definitivamente la mejor forma de fracasar es mantenerse estático. Si no intentamos soluciones nuevas, lo más seguro es que un día la realidad vuelva obsoletos nuestros métodos, antiguas nuestras soluciones, caducadas nuestras recetas. El mundo no va a parar solo porque nosotros no hayamos sido capaces de adaptarnos a él.

Pero cuando una puerta se cierra, se abre una ventana, dice la sabiduría popular. Por ejemplo, una de las empresas más importantes que hace años se dedicaba a la elaboración de cámaras fotográficas y material de revelado, cuando comenzó a reducir su nivel de ventas y vio su sector amenazado por las cámaras digitales, se dio cuenta que uno de los principales ingredientes de las películas fotográficas era el colágeno, también utilizado en el sector de belleza y cuidados personales. Decidió dar el giro, y actualmente mantiene ambos negocios, el de belleza y el de fotografía.

A veces, que tu zepelín se incendie puede ser la oportunidad perfecta para obligarte a buscar otras alternativas, y hacerte que descubras nuevas soluciones, nuevos territorios, nuevas relaciones. Aferrarnos a un pasado que no va a volver es impedirnos crecer, y esto aplica tanto para las empresas como para las personas.

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