EL MERCADÓLOGO

EL MERCADÓLOGO

De principios y finales

Hace un año aún no éramos conscientes de cómo cambiaría nuestro mundo. Realizábamos nuestras actividades de forma cotidiana e incluso mecánica, sin ser conscientes de lo arriesgadas, inseguras o peligrosas que nos parecen actualmente. De pronto, la vida dio un vuelco y modificó completamente la vida como la conocíamos. Palabras como “pandemia”, “distancia de seguridad”, “virus”, “cubrebocas” o “confinamiento” comenzaron a copar nuestras conversaciones y nuestra mente.

No es la primera vez que una pandemia de esta magnitud amenaza la cotidianeidad. Durante todo el tiempo que hemos poblado el planeta, nuestra especie se ha distinguido por su capacidad de adaptación a los diferentes retos a los que se ha enfrentado, y en esta ocasión no es la excepción. Hemos acuñado un concepto para englobar esa adaptación, la “nueva normalidad”, y dentro de esa idea, hemos englobado las actividades que realizábamos anteriormente bajo una nueva óptica: la de la seguridad.

Para el mundo empresarial, todo este cambio de paradigma ha supuesto uno de los retos más grandes a los que se había enfrentado jamás. Las compañías se han visto obligadas a recurrir a todos los recursos disponibles para continuar desarrollando sus actividades. Por un lado, de forma interna, han tenido que instaurar en la medida de lo posible el “home office”, con sus ventajas y sus inconvenientes. Esto ha obligado a que muchos empresarios de la “vieja escuela” tuvieran que abandonar sus dudas sobre los problemas que podría acarrear no mantener una vigilancia férrea sobre sus trabajadores, y comenzar a confiar en sus niveles de responsabilidad.

De forma externa, las marcas han tenido que cambiar sus estrategias en cuanto a la comunicación con sus clientes: herramientas tecnológicas que parecían una opción se convirtieron en un bien indispensable. Así, hemos visto el resurgir del código QR para poder acceder a la carta de un restaurante, o cómo grandes empresas han volcado parte de su presupuesto publicitario en medios digitales. De hecho, según la agencia Zenith, se espera que, en el mercado mexicano, la inversión publicitaria de 2020 destinada a internet se mantenga en el mismo nivel de 2019, o que sea el medio que menos descienda, respecto al resto de medios en los que se prevé un descenso en la inversión.

Los datos reflejan una realidad: que el comportamiento de la gente ha cambiado en muy poco tiempo. Las restricciones en cuanto a interacción social nos han obligado a hacer uso, cada vez más, de plataformas digitales en las que interactuar con nuestros seres queridos o buscar opciones de ocio que no podemos tener de forma presencial. El uso de redes sociales y portales de vídeo se ha incrementado exponencialmente, lo que obliga a los anunciantes a adaptar su presencia en esos espacios. Y no solo su presencia: poco a poco, los mensajes publicitarios han tenido que demostrar una sensibilidad respecto a la situación actual.

Aún no sabemos la fecha exacta en la que terminará esta “nueva normalidad”, o si ha venido para quedarse. Lo que está claro es que nuestros comportamientos como consumidores, y por ende el mundo de la publicidad, tendrá que adaptarse a la misma velocidad.

*Óscar Espinosa es Licenciado en Mercadotecnia con maestría en Gestión Publicitaria por la Universidad Complutense de Madrid. Joven, sin duda conocedor del tema, se une a partir de hoy al equipo de articulistas de su DIARIO PLAZA JUÁREZ. Le damos la bienvenida y las gracias por su confianza.

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