RELATOS DE VIDA

Era tarde, iniciada la madrugada, le había tocado doble turno en el trabajo y terminó una hora más tarde de la medianoche, y por si fuera poco, no encontraba un taxi que pudiera llevarla a casa.

Tardó una hora más en que llegara el transporte, nadie la quería trasladar pues su colonia estaba dentro de los focos rojos de inseguridad, sobre todo en la noche, pero un joven conductor accedió a darle el servicio.

Con un poco de miedo porque era noche y también hay antecedentes de taxistas que cometen delitos, principalmente contra las mujeres, subió a la unidad y mentalmente pedía por llegar sana y a salvo a su hogar.

En media hora ya se encontraba en su fraccionamiento, le pidió al operador que la dejara unas cuadras antes de su domicilio, pues los trabajos de drenaje que se realizaban impedían el paso a los automóviles.

Pagó la cuota solicitada por el taxista, y comenzó a caminar, trataba de hacerlo rápido pues para colmo las lámparas estaban apagadas, ya estaba a escasos 100 metros de su casa cuando sintió la presencia de alguien que caminaba a poca distancia de ella.

No quiso voltear pero aceleró el paso para entrar a su privada en donde creyó, estaría más segura, pues si el desconocido la alcanzaba podría gritar y alguien de los vecinos seguramente saldría a su ayuda.

Logró llegar a su privada, pero no contaba con que el susodicho brincara la reja para darle alcance, caminó a doble velocidad para llegar a su casa, y mientras lo hacía grabó un mensaje de audio solicitando ayuda al primer grupo que se encontraba en su mensajería, precisamente el de los colonos.

Sin embargo, por ser casi las tres de la madrugada, ningún vecino atendió el llamado, afortunadamente alcanzó a llegar a su hogar en donde se resguardó cerrando todo con llave; al parecer el desconocido escuchó el audio que grababa y emprendió la huída.