EL MELATE POLÍTICO

ALFIL NEGRO

Estamos ya en la hora de las apuestas para la gubernatura, la hora en que los apostadores se manifiestan con toda la estrategia que va desde decisiones nacidas de estudios del tablero, con datos casi científicos en que cuentan estadísticas, sumas y restas, y demás elementos para tener una apuesta ganadora.

Esos son unos, que la verdad son los menos, porque los que abundan son los vivos, los que apuestan con maña, los que juegan con cartas marcadas en un melate político que los convierte en  tahúres grillos, no tanto por la habilidad para apostar, sino por lo tramposos y ventajosos que son para la apuesta.

En esta fauna de apostadores, hay que contemplar a los que juegan con cartas ocultas en la manga de la camisa, y que son aquellos que le apuestan a los dos gallos en la pelea, nada más que un poco más al que les late que va a ganar, pero  por las dudas no dejan de ponerle fichas al otro.

Desde luego no son confiables, porque en sus raras matemáticas no se la juegan por ninguno y pretenden ganar en todo.

La verdad no valen la pena y en política son de los que quieren cosechar donde no han sembrado, y cobrar donde no han invertido de verdad.

Sobran este tipo de apostadores y los candidatos saben quiénes son, porque es muy conocida su manera y modo de jugar.

Con la desgracia de que con ese modo de apostar han cobrado verdaderas fortunas.

Otro tipo de apostadores son los pescadores que abiertamente van por lo que les caiga, con la esperanza de tener entrada al dinero y al poder.

Una tercera fila de apostadores son los chapulines y magos del disfraz, que dejan la camiseta original en la cuneta y se ponen  la nueva para intentar ganar en la nueva casa, lo que no ganaron en la original.

Finalmente los apostadores derechos y leales que juegan limpio y por el orgullo de sus colores.

Depende de los candidatos abrir o cerrar la puerta a esta fauna de vivos y tahúres.

¿Usted de cuáles conoce?

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