Cuando inició su campaña, Trump presentó un plan respecto a la Segunda Enmienda que es prácticamente una copia del libro de estilo de la NRA. El multimillonario es ahora un fanático defensor, por ejemplo, de eliminar “las zonas libres de armas” -como los campus universitarios y colegios-. Lejos quedó su ideario de hace dos décadas.
Si Donald Trump pensara hoy como pensaba en el 2000, esta podría haber sido la primera elección en la que el poderoso lobby de las armas en EU, encabezado por la Asociación Nacional del Rifle (NRA), no hubiera dado su apoyo al presunto candidato republicano que aspira a la presidencia de EU. Sin embargo, la NRA anunció que su candidato a la Casa Blanca es Trump.
Porque Trump ya no apoya la prohibición de la venta de los rifles de asalto ni que haya que endurecer los requisitos para poder comprar un arma. Ambas ideas son anatema para el poderosísimo lobby pero están negro sobre blanco en el libro de Trump The America We Deserve (La América que merecemos). Veinte años después, el hombre que acaricia la idea -cada vez más probable- de quizá conquistar la Casa Blanca considera que en los atentados de París no hubiera habido tantos muertos si entre la gente que asistía al concierto en la sala Bataclan hubiera habido público armado.
Trump arremetió contra Hillary en su discurso ante el poderoso lobby, que desde el viernes y durante este fin de semana celebra su conferencia anual. “La corrupta Hillary es el candidato más antiarmas; más anti Segunda Enmienda que existe”, declaró. “Les quiere quitar sus armas, recuerden lo que les digo”, prosiguió ante la audiencia. A continuación, dijo que la única manera de asegurar que se protegerá la famosa Segunda Enmienda es “votando a una persona que todos conocen y se llama Donald Trump”.
Trump es más que consciente de la importancia de los votos en las elecciones de noviembre de los defensores de las armas. También sabe que el enemigo a batir es Hillary Clinton, razón por la cual decidió atacar a toda la marca registrada: Hillary y Bill. Trump calificó al matrimonio de “hipócritas sin alma” por tener guardaespaldas armados hasta los dientes protegiéndolos mientras piden se regule el acceso a las armas para los ciudadanos.