Home Nuestra Palabra Javier Peralta El hombre de poder debe salvarse a sí mismo

El hombre de poder debe salvarse a sí mismo

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El hombre de poder debe salvarse a sí mismo

RETRATOS HABLADOS

Igual que en la vida misma, las tormentas políticas dejan difuntos que luego reviven, heridos, pero sobre todo damnificados que tendrán que esperar la buena voluntad del huracán que llegó a mover todo lo que creían inamovible, a veces de plano la lástima que les lleguen a tener y no hundirlos en el olvido.

La llegada de la 4T a territorio hidalguense, con todo y que sus cimientos tienen un origen claro tricolor, cimbró y tumbó una estructura que se antojaba eterna; sin duda por la imagen presidencial, pero fundamentalmente por la lucha interna para alcanzar un poder que sabían ya no alcanzarían, y un olvido desmedido a sus bases. En el Revolucionario Institucional cometieron el peor de los pecados: acordarse de sus militantes con el único objetivo de dividirlos, y advertir: “si no estás a mi lado, eres mi enemigo”.

Así las cosas, la tragedia del PRI en la entidad, fue pulverizar el sentido de unidad, imitar la tarea de dividir y vencer, para descubrir con amargura, que aplicar esa tesis en su propia familia, sólo podía desembocar en la generación de odios eternos, y una caída en picada ante el electorado.

La tormenta ya pasó, y muchos pensarían que el Revolucionario Institucional entraría, casi en automático, en la etapa de reconstrucción. Pero no ha sucedido así: el sospechosismo llegó a su máxima expresión, y la desconfianza a recibir una puñalada trapera ha crecido hasta la psicosis colectiva.

Que no exista una oposición real, se traduce en un partido oficial con poderes exagerados, y por lo tanto en la obnubilación que los lleva a creer, y comprobar, que sin esfuerzo alguno pueden ganar la elección que les pongan enfrente. En el plano federal, Morena goza de plenos poderes para hacer lo que le venga en gana, y buena parte de este hecho preocupante, es que la oposición sirve para maldita la cosa.

Hidalgo corre el mismo riesgo por partidos en decadencia absoluta como el PRI, con peleas internas de ex gobernadores y ex candidata a gobernadora; un PRD casi desaparecido, y Acción Nacional en circunstancias semejantes. El escenario es pues el mismo del país; la única pero vital diferencia, es que el primer gobernador emanado de la oposición, apostó toda su vida a estudiar, a prepararse para gobernar bien, no para hacer campañas eternas. Es decir, para ser muy claros: sí estudió, y eso marca una gran diferencia.

Quiere decir, que, en estas tormentas constantes, el hombre de poder solo puede ser salvado por él mismo, de la locura que trae ser un personaje sin contrapesos en ningún lado, porque los que debían hacerle ver sus yerros, están inmersos en la destrucción definitiva de sus partidos, que ni por asomo pueden ser considerados oposición, como no sea de ellos mismos.

Mil gracias, hasta mañana.

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