Trump ya no ha twitteado
• El nuevo jefe de gabinete cambió las rutinas dentro de la Administración y trata de controlar al círculo de Trump
Ha defenestrado a agitadores, se erigió en filtro para todo aquel que quiera ver al presidente, incluidos su yerno y su hija; apagó el fuego con el fiscal general, Jeff Sessions. El general John Kelly, nuevo jefe de gabinete de Trump, dio un revolcón a buena parte de las rutinas de la Casa Blanca en su primera semana en el cargo. Pero su misión -rehacer el puente con legisladores republicanos y atajar la guerra de guerrillas- se antoja complicada.
Trump ha estado contenido en Twitter, pero resulta caprichoso atribuirle el mérito al general. Imprevisible y febril como es el presidente, dentro y fuera de la red social, la discreción puede desaparecer en cualquier instante y después de cualquier estímulo.
El objetivo de Kelly no está tanto en intentar embridar a Trump como en controlar lo que le rodea, quienes le hablan al oído y le influyen con sus ocurrencias.
Su antecesor, Reince Priebus, fracasó en la empresa de hacer presidenciable a quien precisamente ganó las elecciones como enemigo de lo presidenciable. Abandonada esta batalla, la victoria del viejo marine será hacer que la Casa Blanca que lo rodea sí funcione como una Administración a la antigua usanza, lo que no se ha conseguido en estos primeros seis meses de era Trump. Esto pasa por frenar el cúmulo de filtraciones a la prensa procedentes de la Casa Blanca, contener las luchas intestinas y cortar el paso a los agitadores.
El director de Comunicación, Anthony Scaramucci, fue defenestrado por Kelly el pasado lunes, cuando solo llevaba seis días en el cargo, tras publicarse sus ataques venenosos contra Priebus y el estratega jefe, Steve Bannon, así como las presiones a un periodista de la revista New Yorker.
El nuevo jefe de gabinete es ahora el filtro por el que tiene que pasar todo aquel que quiere departir con el presidente o compartir una propuesta y eso incluye a su yerno y asesor, Jared Kushner y a su hija, Ivanka.
“Solo en los primeros días ya se ha visto que va a haber más metodología, más orden y las decisiones se van a dar a conocer cuando realmente estén tomadas, con las negociaciones muy centralizadas, con menos improvisación”, explicaba una fuente conocedora de las conversaciones entre la Casa Blanca y las distintas agencias y departamentos.