A tres años de la muerte de Chávez
- Tres años después de la muerte de Hugo Chávez los indicadores de la nación sudamericana caen en picada sin que se avizore el fondo
La historia es conocida. Después del golpe de Estado de 2002, el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, reunió a sus cercanos colaboradores y les pidió trabajar con determinación para que nunca más lo tomara por sorpresa una situación como la vivida.
A pesar del inmenso carisma que tenía, Chávez no concentraba todo el poder, ni podía disponer a su antojo del dinero proveniente de las exportaciones petroleras, que hoy aportan el 96% de las divisas que ingresan al fisco.
A finales de aquel año, después de sobrevivir al paro de la industria petrolera, echó a 20 mil trabajadores involucrados en la conspiración para luego tomar el control con sus incondicionales, prohibió la libre venta de divisas y le asignó a una oficina recién creada -Comisión de Administración de Divisas (Cadivi)- la potestad de administrarlas.
Poco a poco limitó el poder económico de sus adversarios y concentró en el Estado casi toda la actividad productiva. Liquidó a sus adversarios políticos tomando ventaja de los errores estratégicos de éstos y aprovechó el incremento de la demanda de energía para iniciar una agresiva política exterior a partir de los altos precios del petróleo.
Ahora, después de tres años Venezuela es un país arrasado, El gasto social de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) ha caído 80%, el país tiene el récord mundial de la inflación: su capital, Caracas, es la más violenta del mundo; sufre una acuciante escasez de toda clase de productos y un conflicto de poderes que profundizan aún más el caos.