
Dosis y variantes
Retomemos un tema que ya habíamos tocado en alguna columna anterior. A finales del año pasado, a causa de la variante ómicron se encendieron todas las alarmas mundiales por el contagio más acelerado. Sin saber muy bien cómo era la variante ni sus consecuencias precisas, se decidió que una vacuna de refuerzo podía reactivar el sistema inmunológico del ser humano para quedar, así, mucho mejor preparado para el contagio.
En una parte de los países se pusieron a la obra. Nuevamente los sistemas de salud se organizaron para controlar la inoculación de la vacuna. De nueva cuenta se aceleró la producción y el resto de la logística. Nuevamente los centros de salud vieron cómo los contagios acelerados volvían a saturar las secciones de los hospitales y de la atención primaria. Nuevamente los enfermos de otras enfermedades que no fueran covid tuvieron que esperar. Nuevamente el sistema inmunológico de los cuerpos tuvo que reaccionar ante una invasión de la vacuna.
Las consecuencias de la ómicron han sido, en general, benignas. Han sido así justamente porque la población estaba vacunada. Sin embargo, a muchísimos países siguen sin llegar las vacunas. No se ha terminado, ni mucho menos, la ola que ha generado esta variante y ya se conocen de nuevas variantes que están surgiendo.
Continuamos sin aprender que los efectos de las variantes dependen no solamente de la capacidad del propio virus, sino de cómo esté preparado nuestro sistema inmunológico. Continuamos sin aprender que la mejor manera de ralentizar las variantes es que todo el mundo estemos protegidos. Continuamos sin aprender que el enfoque que nos ayudar realmente a todos es que todo el mundo tenga acceso a un sistema de salud competente, pertrechado, ordenado, suficiente y sano. Continuamos sin aprender, en definitiva, que el principal bien en todo este tiempo no es la ganancia de las farmacéuticas, sino el acceso universal a la medicina que nos proteja contra la enfermedad.
En la actualidad ya sabemos de nuevas variantes que son simultáneas a ómicron. Sabemos que en Israel ya están en la cuarta dosis. Sabemos que seguimos sin saber cómo es la covid ómicron y cuáles pueden ser sus consecuencias. Sabemos lo que los expertos nos dicen sobre los temas apuntados más arriba en esta columna. Sabemos que no tenemos precisión respecto a las consecuencias de tanta estimulación del sistema inmunológico. Sabemos, pues, ya muchas cosas.
Con lo que sabemos, con lo que no aprendemos y con lo que hemos hecho, ¿no tendremos datos suficientes como para reconducir nuestras estrategias si es que no son las más apropiadas? Siempre conviene revisar los pasos de cualquier proceso para confirmar si es la mejor metodología posible.