
Miguel Ángel Granados Chapa
El 10 de marzo de 1941 nacía en Pachuca el periodista que ocupará las líneas de la columna de hoy. El 16 de octubre de 2011 murió en la Ciudad de México. Esto quiere decir que el pasado día 16 se cumplieron diez años de su fallecimiento. Como recuerdo de la fecha, diversos actos reavivaron su memoria.
Miguel Ángel Granados Chapa fue un personaje relevante en el camino mexicano hacia la conquista de determinadas bases democráticas. Su voz, normalmente calmada y serena, acompañó la opinión pública hacia la libertad de pensamiento y de expresión. Su columna diaria titulada Plaza Pública, era motivo de comentarios diarios desde 1977 hasta dos días antes de su muerte en que publicó su última aportación. Su impronta en el Excelsior clásico, en la joven Jornada, en el naciente Reforma y en Proceso, le aseguraban espacios de independencia y autonomía que cuidaba de sobremanera para poder expresar con agudeza sus pensamientos.
Su compromiso cívico, además del periodístico y de otras perspectivas, le llevó a conformar el ya legendario primer consejo ciudadano del Instituto Federal Electoral (IFE) que dio paso a la primera alternancia política nacional del Partido Revolucionario Institucional con otras fuerzas políticas. La voz ciudadana caracterizó este primer IFE. Los partidos se dedicaron con especial denuedo a desmontar este avance ciudadano para someter nuevamente al Instituto a los intereses políticos. Muchas otras participaciones en diferentes ámbitos de la vida pública, pudieran mencionarse tanto en lo nacional como en lo regional, pero no se trata aquí de resumir su biografía.
En la tradicional y céntrica colonia Morelos de la Bella Airosa, el día 16 de octubre, se tuvo un acto sencillo de reconocimiento y memoria. Su viuda, Shulamit Goldsmit, en compañía de la familia, amigos y unos pocos conocidos, entre ellos la alumna del maestro, Carmen Aristegui, una de las mejores y más independientes periodistas nacionales, protagonizaron el recordatorio. No hubo políticos hidalguenses, lo cual facilitó la cercanía, la espontaneidad y la tranquilidad de los ciudadanos normales. No hubo políticos hidalguenses, lo cual demuestra lo que realmente les preocupan la historia, las figuras señeras de nuestra sociedad pachuqueña y los intereses de los demás integrantes de la sociedad, sin más.
Solamente la titular del Instituto Municipal para la Cultura de Pachuca tuvo la sensibilidad como para acoger el evento, escuchar a la familia y organizar un sencillo evento con la finalidad de recordar el pensamiento del maestro periodista. En su última columna, Granados Chapa nos animaba a todos a seguir trabajando por no caer en la “pudrición que no es destino inexorable” de nuestra nación. Aún tenemos opción de escuchar voces como estas, que lejos de confundir mensajes y complicar realidades, animan a seguir trabajando desde la trinchera de cada uno por el bien común con ética y compromiso. Ojalá no apaguemos estos sonidos. En el parque de la Morelos, junto a las notas de la orquesta de la ciudad, resuenan estas voces de aliento sano.