El Faro

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Papers (II)

Si estamos de acuerdo en que todo lo que nos muestran los Pandora Papers es inmoral, habría que permear tanto la ley como las estructuras financieras de una dosis potente de moralidad (moralita, diría Ortega y Gasset). Ya sabemos que los capitales de los pudientes se mueven por el mundo para no ser rastreados, sabemos por dónde viajan, sabemos en dónde se asientan, sabemos de los gabinetes especializados de abogados que se encargan de crear empresas fantasmas, sabemos de las consecuencias para los que no somos tan ricos, sabemos que hay documentos que demuestran estas estrategias… ¿nos falta algo más por saber?

Y si sabemos todo y desde hace años: ¿cuál será el motivo para que este tipo de comportamientos sigan siendo legales?, ¿por qué la comunidad mundial no pone remedio con herramientas legales y económicas?, ¿por qué cuando se desvelan estas realidades por parte de periodistas o de particulares se les persigue casi más a ellos que a los evasores?

La transparencia y la rendición de cuentas (accountability) son dos pilares fundantes de la responsabilidad ética aplicada a las finanzas, al ejercicio económico de los políticos y a la administración tanto de las empresas como de cualquier otra organización social del tipo que sea. La sociedad ha alcanzado de manera consensuada la claridad de que no se puede ganar dinero a cualquier costo, que la finalidad esencial de una empresa no puede ser la ganancia, que los más beneficiados económicamente deben aportar y cooperar más para el bienestar de quienes no son los más favorecidos.

Estos dos principios o pilares tienen la aspiración de ser universalizables, es decir, que nadie esté exento de rendir su actividad, de todo tipo, al escrutinio de un control social. Ubicados ya en esta perspectiva ética de aplicación universal, sería incoherente que hubiera de manera continuada unos pocos privilegiados (en el sentido etimológico de la palabra) que estuvieran más allá del bien y del mal (que diría F. Nietzsche).

Sería de esperar, por tanto, que los organismos internacionales trazaran las rutas y definieran los reglamentos, en todos los sentidos, para que este tipo de actividades pasaran de ser inmorales a ser también ilegales. Sería esperable igualmente, que los países se apegaran a esas mismas medidas. Sería un claro caso de conflicto de interés que autoridades de ciertos países (como Chile, Estados Unidos, Reino Unido, Ecuador, República Dominicana, entre otros) no hagan su mejor esfuerzo porque tienen el poder y de él alimentan sus fortunas. 

Cuando la mitología narra el mito de la caja de Pandora describió la fuente de todos los males. Pero al final, cuando ya parecía que no quedaba nada en el fondo de la caja, se descubrió que permanecía la esperanza. Que ésta nos ayude a seguir confiando y a hacer cada uno lo que nos corresponde.