El Faro

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Improvisación

Ayer lunes comenzaron las clases en muchos lugares de la nación. Específicamente se retomaron en 15 municipios del Estado de Hidalgo. Desde finales de marzo del año 2020 los alumnos de todos los niveles habían mantenido sus actividades a través de internet. Junto con los profesores y los centros educativos se esforzaron por adaptarse de la mejor manera posible. En primaria y preescolar habría que sumar la pluriactividad de los papás haciendo en no pocas ocasiones también de maestros. 

Después de más de un año, con alguna mínima escaramuza de regreso a clases en CDMX y en Campeche en torno a las pasadas elecciones del 6 de junio, fue hasta la semana pasada que en Hidalgo se dio el anuncio de volver a los salones. Fue en una rueda de prensa conjunta de autoridades de salud y de educación. En ella, además de ser tardía, cada uno de los representantes dio información confusa respecto a qué municipios iban a tener la posibilidad de regresar a clases presenciales.

Sobre el tema de regreso a clase presenciales, modelos educativos, progresividad en el retorno, condiciones para volver… hay un largo y confuso debate. Los padres de familia sopesan si es prudente o no enviar a sus hijos a la escuela. Los centros educativos analizan, formalizan y practican sus protocolos de seguridad. También están muy preocupadas las escuelas por cuántos alumnos desearán regresar a lo presencial y cuántos continuarán en el modelo híbrido. Esta decisión implicará más o menos gastos. 

Este contexto de desconcierto, el de las autoridades, el de los padres de familia y el de las escuelas, no favorece la adaptación a la nueva realidad que se nos presenta por parte de los alumnos. Esto implica necesariamente que se tendrá que ir viendo sobre la marcha qué es lo que sucede en esta situación. Habrá que ver qué decisión toman los papás, cómo se adaptan los alumnos, cómo se preparan las escuelas, cómo se desenvuelven los profesores…

Como puede verse, las únicas que se quedan fuera de la jugada son las autoridades. Los demás protagonistas del proceso educativo tendrán que encarar la realidad con sus solas fuerzas y apoyándose unos en los otros. Las autoridades políticas no han hecho bien su trabajo. No han ayudado con una planeación coherente y pedagógica. No han apoyado desde su trinchera con una estrategia tranquilizante y que provea de claridad y seguridad a todos los ciudadanos.

Si se está de acuerdo con este somero análisis y contabilización de hechos, habrá que tener paciencia para ver resultados, tendremos todos que aportar nuestra mejor versión para beneficio común y tener claro que lo que se busca es que todos los estudiantes puedan obtener las mejores condiciones para seguir con su proceso académico y formativo de la mejor manera posible. ¡Ánimo a todos los protagonistas de esta labor! El fin que se persigue, en última instancia, merece mucho la pena como para comprometerse con él.

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