El Faro

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¿Por qué tanta prisa?

Pareciera que en la última semana se han disparado las prisas por regresar a las clases a los millones de alumnos que llevan más de un año recogidos en sus respectivos hogares. Ya el presidente de la nación anunció que para conseguir esa meta se obtendrán las más de 3 millones de vacunas marca Cansino y que se aplicarán a todos los maestros de escuelas privadas y públicas con la finalidad de estar en clases el próximo mes de junio.

Menciono las prisas porque no se había hablado del tema con seriedad hasta hace pocos días. La SEP había comunicado en repetidas ocasiones que solamente en el caso de que un estado estuviera en semáforo verde se consideraría la oportunidad de volver a las clases. En algunos periódicos escribieron que en la CDMX estaban analizando el regreso a clase con vacuna y semáforo amarillo. En el resto de los estados ya se nos han comunicado hasta las fechas concretas de la inyección. En el caso del estado de Hidalgo del 12 al 18 de mayo. Algún sector estatal del sindicato magisterial ya anunció desde la semana pasada que no estaban dispuestos sus agremiados a que se les vacunara con Cansino, sino que deseaban que se les inyectara con vacunas de doble dosis.

Como puede observarse el contexto nacional no es del todo claro. A él nos permitimos añadir alguna otra consideración complementaria. Suponiendo que el calendario se llevara a cabo escrupulosamente, habría que contemplar algunos otros factores. El primero de ellos sería dejar pasar el tiempo suficiente para que la vacuna hiciera su efecto y los maestros estuvieran protegidos cuando regresaran a las aulas. El segundo sería pensar en que las personas que habiliten en todos los sentidos las instalaciones educativas también tendrían que estar protegidas para que ellos no se contagiaran con el virus. El tercero es el establecimiento preciso de un protocolo de saneamiento general y constante de las instalaciones. El cuarto sería la inversión de las instituciones en equipos digitales para poder dar la clase presencial al mismo tiempo que se transmite de manera virtual, ya que no todos los alumnos están obligados a asistir si no lo consideran oportuno. Como puede sospecharse, estos factores requieren de una adecuada planeación y de un cronograma preciso que tienen que trazarse y alistarse para su aplicación. 

Además de todo esto, que tiene que ver con logística y protocolos, hay que pensar en que la SEP, las autoridades de todos los niveles, las instituciones educativas y los propios profesores tienen que diseñar un plan para obtener un diagnóstico de la situación académica, emocional y personal de los alumnos; tienen que trazar un plan preciso y detallado de las acciones que se van a llevar a cabo para nivelar a los alumnos de las posibles carencias que se hayan acumulado en este último año; y, por último, hay que apoyar y capacitar a maestros e instituciones con la finalidad de que su actuar sea lo más eficiente posible.

Como puede verse, regresar a clases es deseo de todos. Pero no se puede volver a ellas de cualquier manera. Se trata de una operación compleja y hay que pensar con serenidad. Para ello no es buena la celeridad ciega. Además, el curso lectivo se está terminando y puede hacerse de manera virtual como hemos venido desarrollándolo. Y mientras tanto, vayamos analizando los pasos complicados que se tienen que dar con la finalidad de que comenzando el siguiente curso esté todo listo y ordenado. ¿Para qué tanta prisa de repente?