El Faro

La duda

Durante el siglo XVII, el pensador y matemático francés René Descartes, intentó replantear de manera lo más objetiva y lógica posible los fundamentos del pensamiento occidental hasta él. Su cimiento fue su “primera verdad clara y distinta”, es decir, su “pienso, luego existo”. Para llegar a este resultado tomó el camino de la duda, fue la duda metódica. 

Sin darse cuenta, hizo nacer el pensamiento moderno. El individuo dio paso al papel central divino de la Edad Media. La racionalidad se establece como referente de la independencia de la persona respecto a todo lo demás existente. La ciencia confirma su camino matemático como lenguaje particular y de nuevos horizontes para la humanidad.

El pensador alemán Manuel Kant, en el siglo XVIII, recoge todas estas herencias y las centra en la noción de autonomía. El ser humano es la base, su racionalidad gobierna, la ciencia es su expresión. Por todo ello, el hombre ilustrado de este siglo, se busca sólo a sí, desde él tiene que decidir y sólo él asume las consecuencias de sus decisiones.

Añadimos a esta evolución somera del pensamiento occidental, la declaración de Filadelfia de 1776, la Declaración de la Revolución Francesa, los avances productivos del siglo XIX, los desastres del siglo XX con sus dos guerras mundiales y la importancia del dinero como esencia de finales del XX y del XXI.

Todo este camino, aunque parezca increíble, para llegar a nuestros días en un contexto de pandemia y con la noticia de una futura vacuna. La vacuna, como expresión de la ciencia y racionalidad de la humanidad nos ofrece una pequeña luz al final de esta tortura de Covid-19. También es expresión del poder económico que distingue entre unos países y otros en el mundo según sus ingresos. A unos llegará primero y a otros después, unos se adueñan de la mayor parte de las primeras vacunas y otros reciben los restos que dejan los poderosos. 

Pero evidentemente, cada persona y ciudadano es autónomo, tiene en sí la capacidad para tomar responsablemente sus decisiones y asumir las consecuencias. Es por eso, que en estos momentos muchas personas en el mundo se están planteando si se van a vacunar o no lo van a hacer. ¿Estamos obligados o no?

Llegados a este punto, en donde a México no sabemos aún cuántas vacunas van a llegar, ni tampoco hay todavía un plan de distribución de las mismas, no deja de ser reseñable que ya nos estemos planteando si nos vamos a vacunar o no. ¿Se impondrá la decisión por el bien común o la decisión de cada individuo o coinciden? ¿La salud pública depende de uno o de cada uno? ¿Tendremos las vacunas suficientes para poder tomar decisiones responsables o tendremos que arreglarnos como podamos con lo que tengamos? ¿Cómo resolveremos la duda por cómo nos afectarán estas vacunas a cada uno de nosotros? ¿La duda nos ayudará a tomar la decisión o nos paralizará ante la acción? Muchos avances históricos se ponen en juego en nuestros días de incertidumbre.