EL FARO

Política vértice

Si nos ponemos a discutir varios interlocutores en torno a un café, llegaremos con facilidad a la conclusión de que el mundo en que nos ha tocado vivir es sumamente complejo. Para poder dar razón de la actualidad no será suficiente echar mano solamente de un tipo de argumentos o de una sola ideología o de una creencia única concreta.

Niklas Luhmann, fue un sociólogo alemán que aplicó la teoría de sistemas a la sociedad. De la biología a la sociedad pasando por la cibernética. Como característica propia de los sistemas está la de ser complejos, la de estar llenos de estímulos que tienen que ser respondidos ajustadamente para ofrecer una respuesta adecuada. La sociedad es un sistema integrado por numerosos subsistemas (educación, jurídico, sanitario, económico…) cuya función consiste en dar respuesta a los problemas que se les plantean de la manera más ajustada y eficiente posible desde sus propias capacidades y herramientas. 

Estos subsistemas son independientes entre sí. Solamente que un caso concreto lo requiera se unirán solamente para solucionar esa circunstancia. Los susbsistemas son autopoiéticos y autoreferenciales. Por sí mismos deben solucionar lo que les afecta de la manera más eficiente.

¿Y todo esto para qué? Para destacar que en el sistema de nuestra sociedad, los diferentes subsistemas deben ser eficientes por sí mismos. La educación no debe depender de la policía, la economía no debe depender de los legisladores, la sanidad no puede depender de la administración burocrática…La eficiencia del sistema total reside en la eficacia de cada uno de los subsistemas. Es un principio de buen funcionamiento.

Además, el autor alemán define que un sistema no tiene “centro ni vértice”, es decir, no hay un subsistema que gobierne los demás, que se imponga al resto o que lo coordine. La conjunción compleja de todos los subsistemas dará como resultado un sistema oportuno, ajustado, eficiente y rápido.

A la conclusión a la que deseamos llegar con estas pinceladas de pensamiento es a la siguiente. El subsistema político no puede ser el que gobierne todos los ámbitos de la sociedad. No todo se trata de voluntad política o de tiempos políticos o de razones políticas. Los políticos deben acostumbrarse a residir en su subsistema dejando tranquilos a los demás. Es un principio elemental de preservación de la complejidad en que vivimos y condición incuestionable para la eficiencia en el funcionamiento de la sociedad. 

Antes que una sociedad sea justa y honorable, es de esperarse que sea funcional e inteligente para arreglar ordenadamente sus propios problemas. Con eso nos contentaríamos en nuestro México: con que los jueces y magistrados juzgaran con rapidez, con que los policías detuvieran a los delincuentes, con que los ministerios públicos investigaran los crímenes, con que los empresarios generaran riqueza responsable, con que los maestros educaran como necesitan los niños y jóvenes ser educados…

¿Si fuera así de ordenada nuestra sociedad, habría aún impunidad y corrupción, tal y como hoy se da?