El Estado Islámico contraataca en la ‘pequeña Irak’

Los enfrentamientos entre fuerzas del orden y yihadistas continuaban ayer por segundo día. Los militantes del IS se han atrincherado en una escuela de la ciudad. Los agentes patrullan las calles en busca de los extremistas, escondidos además en edificios altos de la villa.

Un penetrante olor a petróleo recibe a diario a quienes se internan en Kirkuk, una estratégica ciudad plantada en la ruta que une Erbil con Bagdad. El viernes las llamaradas de los campos de crudo cercanos se mezclaron con las columnas de humo que despuntaron por el centro de la villa, apodada ‘la pequeña Irak’ por el mestizaje étnico que habita su callejero.

Antes del amanecer decenas de combatientes del Estado Islámico, a bordo de furgonetas y fuertemente armados con fusiles de asalto y explosivos, irrumpieron en su geografía y batallaron durante horas con los uniformados kurdos. “Los ataques comenzaron a las cuatro de la madrugada en varios barrios de la ciudad. Son células durmientes del Estado Islámico]”, relató un vecino de una villa que desempolvó el recuerdo de la ofensiva yihadista que en junio de 2014 se hizo con el control de Mosul.

El sorpresivo movimiento de las huestes de Abu Bakr al Bagdadi, apenas cuatro días después del inicio de la incierta y larga campaña para arrebatarles su último bastión en suelo iraquí, parecía un contraataque destinado a insuflar ánimos en la alicaída moral de sus tropas y propinar un duro golpe al enemigo.

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