El Faro
Es muy probable que los lectores de este espacio y un servidor, coincidamos en que el crecimiento de la ciudad de Pachuca, principalmente hacia el sur, hacia la Ciudad de México, no ha sido un desarrollo planeado íntegramente con intención de mejorar instalaciones, servicios, espacios comunes y la armonía.
Que la ciudad ha crecido es un hecho incuestionable, sobre todo de un par de décadas a nuestros días. Lo que también parece indubitable es que lo que podía haberse hecho con cuidado y dedicación para mejorar el espacio común, no se ha tenido en cuenta. Quizá haya otros intereses, quizá los propios de las constructoras, que han pesado mucho más que los de los ciudadanos.
A esta realidad u oportunidad desperdiciada para construir una ciudad lo más habitable posible, hay que añadir las consecuencias de las últimas decisiones viales que se han tomado en esta zona geográfica de la ciudad.
La entrada vehicular que viene en sentido sur-norte se complica sobremanera tanto en las mañanas como en las tardes. El acceso de coches, camiones, peseros, Tuzobús, autobuses de pasajeros simultáneos en ocasiones en dos carriles sumado al aumento poblacional de la zona, complican y tensionan la primera sensación que se tiene de la ciudad.
Y es que tanto el puente de C. Doria, como el de Colonias, como el de Las Torres, generan un efecto embudo, mediante el cual un número amplio de carriles se reducen a dos. Es sabido que este efecto es uno de los causantes de filas de carros que esperan poder avanzar en lo que disminuye el tráfico vehicular. Bastantes más detalles podrán darse sobre la realidad del tránsito en estas horas y en esta zona.
Sin embargo, solamente añadiremos la impaciencia de conductores que no son capaces de esperar a que el flujo disminuya. Por ellos se meten en los carriles del tuzobus para avanzar y después regresar a los carriles centrales. Esto complica, sin lugar a duda, el ritmo. Por otra parte, aumenta considerablemente el riesgo de tener un accidente. Cuando esto sucede, el caso es aún mayor y más desesperante.
Casi está de más decir que en esos momentos críticos de filas interminables, el orden y presencia de las patrullas luce por su ausencia. Solamente hace falta saber de un accidente para que aparezcan como moscas para seguir sin hacer gran cosa.
Si se anunció públicamente que se iban a hacer pruebas para abrir o no el paso al puente atirantado en el Bulevard Colosio y después se tomó una decisión, acertada o no, sería imprescindible que algo similar sucediera con la organización del tránsito en la zona ya referida.
Ya es continua esta situación, pero si no se analiza y remedia es probable que conforme siga creciendo la población se complique aún más. No solamente es importante para los miles de habitantes de estas zonas, también es relevante para todos quienes nos visitan o acuden de pueblos alrededor y que saben que a la entrada de Pachuca deberán tener paciencia con el tránsito. El que hayan crecido las vialidades en la ciudad no será suficiente si la organización diaria de acceso a ella no cambia para mejorar. Se pone este tema sobre la mesa por si pudiera servir para considerar este cambio.