El doloroso parto de la independencia catalana

  •    Más recientemente, en 1968 España le otorgó la  independencia a Guinea Ecuatorial y en 1976 al Sahara Occidental


La lucha de los pueblos por su independencia de España nunca fue pacífica en el pasado, no sólo en sus territorios de ultramar en África, Asia o América, los vascos también debieron recurrir a las armas para exigirla. El Siglo XIX estuvo marcado por guerras interminables de los criollos españoles por independizarse de la metrópoli, arrastrando tras ellos a nativos, negros, mulatos y zambos esclavos, así como a mestizos no menos despreciados por los españoles.

En América, España perdió sus últimas posesiones en 1898, cuando firmó los acuerdos de paz de París con los patriotas cubanos, formalidad que sólo dio paso para ceder la isla mayor del Caribe a los Estados Unidos, al igual que lo hizo con Puerto Rico y Filipinas en Asia. Más recientemente, en 1968 España le otorgó la  independencia a Guinea Ecuatorial y en 1976 al Sahara Occidental.

Ahora España se ve enfrentada a los independentistas catalanes y vascos que pretenden alcanzarla, no con las armas, sino a través de la urnas. En el Siglo XXI, en Siglo de la tecnología digital y las comunicaciones, la disyuntiva parece ser urnas o armas para alcanzar la independencia o para acceder al poder; la vía electoral se está imponiendo a la idea de la lucha armada del pasado; sin embargo, valdrá la pena preguntarnos si las democracias han madurado para aceptar la voluntad de pueblo.

No se trata sólo del referéndum independentista de los catalanes del domingo 1 de octubre pasado, sino del referéndum por la independencia del Kurdistán iraquí del 25 de septiembre pasado, cuyos resultados han sido rechazados por los gobiernos centrales de España e Irak, respectivamente. Sí la vías pacíficas y democráticas se cierran para los ciudadanos ahora ¿No se les estará empujando a la violencia?.

Los gobernantes catalanes finalmente, en contra de la voluntad del gobierno español, organizaron su referéndum independentista y, a pesar de la violencia del gobierno central, dicen haber alcanzado el 90% de votos a favor de la independencia de Cataluña; resultado esperado que no sorprende a nadie, pues desde hace años esa es la voluntad de la mayoría de los catalanes, la de tener su propio Estado; no así la de los miles de españoles de las diferentes regiones que a través de los años han hecho de Cataluña su hogar y se oponen a su independencia.

Las autoridades catalanas han dicho que al menos más de dos millones de personas de los 7.5 millones de catalanes participaron en la consulta popular, en la cual sólo el 7.8% de los votos, unos 176 mil, se opusieron a la independencia catalana. Para el jefe del gobierno catalán, Carles Puigdemont, no importa que sólo haya participado el 42.3% de los electores por la violencia desatada desde Madrid, lo importante ha sido el aplastante “Sí” a la independencia.

Ahora, la suerte está echada para Carles Puigdemont, uno hombre de 54 años que dirige el gobierno de Cataluña desde principios de 2016, no hay vuelta atrás, y ha desafiado al Estado español sobre este tema que divide a los catalanes, la independencia de España. El paso siguiente es una huelga general contra el gobierno español, a la cual se han sumado 44 organizaciones, entre sindicatos y asociaciones separatistas, la cual iniciará con una marcha de protesta este martes en Cataluña.

El presidente de España, Mariano Rajoy, dijo el domingo por la noche después del referéndum que, “Hoy no ha habido un referéndum de autodeterminación en Cataluña. El Estado de derecho se mantiene en vigor con toda su fuerza”, reafirmando su rechazo a la independencia de Cataluña y a cualquier referéndum que pretenda validarla.

Mariano Rajoy dijo que Carles Puigdemont fue uno de los líderes que había promovido la violación contra la ley y la ruptura de la convivencia pacífica, por lo que, como en el pasado en las antiguas colonias españolas, seguramente los líderes independentistas serán perseguidos y hechos a un lado a cualquier costo ¿Para que le sirve la historia y la experiencia del pasado al gobierno español, de guerras y guerras independentistas perdidas?.

Es verdad que ahora la persecución judicial podrían caer contra Carles Puigdemont; por desobediencia, prevaricación y malversación de fondos públicos, más otros cargos que se puedan inventar en el camino; pero a Mariano Rajoy también la ha llegado la hora, por provocar una de las mayores crisis política de España desde que regresó a la democracia. La violencia genera más violencia, radicaliza posiciones y seguramente, la derecha y la socialdemocracia serán superados por la izquierda pronto, para redibujar a España con los que realmente se sienten españoles y aman a su país, dejando en libertad a los últimos pueblos sojuzgados por la fuerza durante siglos.

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