El cuartelazo

CONCIENCIA CIUDADANA
    •    Algunos mandos de la Policía Federal se lanzaron desesperados a impedir la desaparición de “su” corporación… 


No pudieron aguantarse, y como los generales Félix Díaz (“el sobrino de su tío”, le decían) y Manuel Mondragón (enriquecido como proveedor del ejército de Porfirio Díaz, el tío del sobrino mencionado), algunos mandos de la Policía Federal,  consentidos y cómplices en la guerra sucia contra el narcotráfico de los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña, se lanzaron desesperados a impedir la desaparición de “su” corporación, ante su inminente integración a la Guardia Nacional, alegando la pérdida de bonificaciones salariales y otras prestaciones que les benefician si aceptan transitar a las filas de la nueva institución.
     Pronto se vio que tal cuestión no fue el verdadero motivo del alzamiento. Se trataba de una estrategia para azuzar a la tropa en una rebelión inédita marcada por la confusión de sus demandas, casi todas posibles de resolver, según contestó tranquilo al día siguiente el Presidente de la República.
     Pero los federales no parecían dispuestos a bajarle de yemas y, machos como son -quizá bajo el influjo de alguno de los opioides que acostumbran incautar-, algunos de ellos se lanzaron contra la Comisaría de la Guardia Nacional quien se hizo presente en el cuartel general de la PF a fin de iniciar las negociaciones del caso, sola y desarmada, logrando establecer una mesa de trabajo luego de que la mayoría de los presentes aceptó comenzar la negociación.
     Momento en que los violentos reventaron el diálogo insultándola  y agrediéndola físicamente, al punto de tirarla al suelo en dos ocasiones, evidenciando que el problema laboral solo era una pantalla para ocultar la verdadera intención del motín, lo que Felipe Calderón Hinojosa vino a corroborar en la tele entrevista en la que aconsejó a AMLO no terminar con la Policia Federal,  cuerpo consentido de su régimen castrense,  tratando quizá de prevenir que salgan la luz del día los cadáveres que aún quedan en el closet de la corporación.
     De acuerdo a la ley, los “federosos” alzados, por ser militarizados podrían ser castigados severamente; pero López Obrador, ese engendro del mal que mal gobierna el país llamando a la conciliación, decidió esperar que los policías bien intencionados hagan entrar en razón a sus compañeros y reanuden el diálogo con las autoridades; mientras que la mano peluda juega en sentido contrario.
     Pero la imagen de la comisionada de la Guardia Nacional trastabillando y cayendo a fuerza de empujones de la multitud de policías rabiosos, rebota en mi mente trayéndome el recuerdo de la soldadesca brutal de los generales Blanquet y Huerta hundiendo sus bayonetas en el pacífico e inerme Gustavo Madero, como venganza por haber reclamado a Huerta la traición que maquinaba contra el presidente Francisco I. Madero, quien por no hacer caso a la advertencia de su hermano,  sufriera pocos días después la misma suerte. 
     Ojalá no se equivoquen quienes organizaron esta nueva embestida contra el gobierno nacional. Si consultan con la historia, podrán informarse de las consecuencias que el cuartelazo de Félix Díaz y Huerta trajo para la nación. Como aquél entonces, es muy probable que la Conciencia Ciudadana no esté en el ánimo de alabar sus canalladas, ni aceptar el regreso al pasado régimen en las próximas elecciones, como aquellos planean.
     Estas pruebas, lejos de doblegarla, sólo conseguirán aumentar su indignación y la decisión de sepultar lo más rápido posible – pues en estos casos el tiempo es oro-, al oprobioso régimen del pasado,  cuyos estertores y coletazos aún ponen en peligro nuestra incipiente vida democrática.
Y RECUERDEN QUE VIVOS SE LOS LLEVARON Y VIVOS LOS QUEREMOS YA, CON NOSOTROS.
 

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