
Por el derecho a existir
Rumbo al 8 de marzo, día internacional de la mujer, muchos serán los eventos que se anunciarán con bombo y platillo, retomarán los discursos y en este evento sobrarán los aliados. Con mucha seguridad el ansia de protagonismo como aliado del feminismo borrará a las mujeres de los presidiums, las despojará de la voz, porque claro, lo importante es que los aliados nos digan todo lo bueno que se debe de hacer y cómo debería de hacerse (leerse con ironía).
Esa es una práctica común y constante de las instituciones públicas, que citando el dicho diría que los aliados no entienden que no entienden, por más que se digan defensores de derechos humanos, si usurpan un espacio que en justicia -por lo menos en marzo- corresponde a las mujeres, están ejerciendo una práctica violenta de invisibilizar a las mujeres, esto de manera consciente o inconsciente (aunque no les quitemos responsabilidad, comúnmente lo hacen deliberadamente).
Por eso estamos como estamos, porque somos como somos, frente a las condiciones tan complejas que vivimos las mujeres los espacios mínimos para pronunciarnos conforme a las “formas socialmente aceptadas”, y estos son acaparadas por ellos. Pensaría que es parte de las inercias institucionales fraguadas en el sistema patriarcal.
Por eso reviste de una importancia brutal las protestas en las calles, los espacios separatistas, porque son una posición política de congruencia, porque recuperan la voz, las demandas y exigencias por un mundo más igualitario, son estas luchas las que han abierto camino y que han generado la presión para que se configuren mejores condiciones de vida para las mujeres.
Son las omisiones de los gobiernos en el acceso a la justicia y a condiciones mínimas del buen vivir las que motivan a marchar, a gritar, es la indolencia ante las desapariciones y los feminicidios los que llevan a la iconoclasia, así que en estos días previos a la marcha, a la protesta, veremos el desfiles de buenos y bonitos eventos que nos invisibilizan, y después con mucha probabilidad (aunque quisiera que no), también encontraremos la condena de las protestas, por reclamar nada más y nada menos lo que en derecho corresponde.
El 8 de marzo, por lo tanto, se conmemora la digna rabia de las mujeres para decir y señalar que existimos y que estamos presente en la toma de decisiones, aún cuando en el ejercicio de los puestos nos quieran invisibilizar, existimos aun pese a la violencia estructural que se ejerce desde lo micro hasta lo macro, que existimos con y sin aliados, que existimos y que esta vez no tendrán la comodidad de nuestro silencio.
Recuperando la voz de quienes ya lo han dicho antes, nunca más sin nosotras.