Home Nuestra Palabra El Color de tus mejillas

El Color de tus mejillas

0

RELATOS DE VIDA

Creo que nunca tuviste este color sobre tus mejillas, un tono rosa muy suave que le da vitalidad y más belleza a tu adorable cara, un tenue rosado que se antoja tocar tu aterciopelado rostro, parecido a una muñeca de porcelana.

Se me ocurre tocarte y preguntar tu sentir, te ves tan calmada, serena, feliz, cómo hace mucho tiempo no te veías; el maquillaje te ha cambiado, tu ánimo se renovó, tu apariencia refleja otra tú, la quisiéramos haber visto desde hace mucho tiempo.

No logro recordar la última vez que te vi así, creo que fue en tus años mozos, rodeada de tus hijos y nietos, en donde al sonreír se avivaba ese color rosa en tus mejillas, supongo que era la felicidad de tener a la familia reunida.

Supongo que todo cambió cuando los mismos hijos y nietos se fueron para sólo, escucharlos por teléfono o verlos por videollamada; o cuando en el transcurrir de los años, el abuelo se fue a otro plano por el terrible dolor que la causaba el mal en su estómago.

Me imagino que todo se recrudeció cuando te viste sola en la casona, dándole de comer a los cóconos, recogiendo los huevos de las gallinas, alimentando a los perros que recogías del abandono, lavando las pocas prendas que tenías; o un plato, un vaso y un juego de cubiertos.

Aunque, con estas imágenes puedo por fin recordar que en mi visita para festejar tu cumpleaños, tus mejillas volvieron a tener ese color, como dos botones de rosa que se abren por las condiciones que la arropan.

Pero, nuevamente tu aura se tornó gris cuando apareció el mismo dolor que tenía el abuelo, ya no podías con las náuseas, el sangrado, la inapetencia… tu alma se doblaba por cada quimioterapia que recibías.

El verte ahora con el tenue rosa en tu cara me produce una confusión de sentimientos, te veo bien, apacible y tranquila, pero el verte dentro de una caja me causa dolor; tal vez el color no solo sea por el polvo de maquillaje que te han colocado, sino porque te has encontrado con el amor de tu vida; si es así, que tu viaje sea placentero y se encuentren tomados de la mano.