Por primera vez en tres décadas
La Democracia Cristiana apuesta por una candidata propia para la primera vuelta de las presidenciales de noviembre; allá también existe desconfianza a los partidos políticos y sus dirigentes
A pesar de que con el paso de los años, la opinión pública ha dejado de identificarse significativamente con la Democracia Cristiana, que a comienzos de los años 90 era el principal partido del país. Desde 1990 hasta hoy, fue decreciendo sostenidamente. Si en las municipales de 1992 cosechó casi 1,9 millones de votos, en las de 2016 obtuvo 580.000.
Santiago de Chile.- Las placas fundacionales del oficialismo chileno han sufrido un movimiento estructural. La Democracia Cristiana (DC) decidió llegar con su propia candidata a la primera vuelta de noviembre, con lo que el centroizquierda, por primera vez en 30 años, llegará dividido a unas presidenciales. El bloque Nueva Mayoría, que agrupa desde los democristianos a los comunistas, entra con esta decisión en su fase terminal.
El entendimiento entre el centro y la izquierda de Chile, que hizo posible derrocar en las urnas a Pinochet en 1988 y a gobernar las primeras dos décadas de la democracia (1990-2010), comienza a extinguirse en un escenario marcado por la desconfianza de los ciudadanos hacia partidos políticos y dirigentes. “En términos prácticos, hoy la Nueva Mayoría se acaba”, señaló Ernesto Velasco, presidente del Partido Radical, uno de los que componen el oficialismo en Chile.
La Junta Nacional de la DC resolvió el sábado por 63% de los votos que su candidata, la senadora Carolina Goic, no se mida en primarias con el senador independiente Alejandro Guillier, respaldado por el Partido Radical y los socialistas.
La candidata apenas marca 2% de las preferencias, de acuerdo a encuestas recientes, pero para el partido se trataría de un asunto de supervivencia. Aunque se sospecha que los democristianos utilizarían a Goic como moneda de cambio en la negociación de cupos al Parlamento que finaliza en agosto, por lo que bajaría su candidatura en esa fecha, en esta ocasión parece tratarse de un asunto distinto.
La decisión de llegar con candidata propia a las presidenciales de noviembre tiene relación con la necesidad de la DC de retomar su identidad como partido de centro y moderado que interpreta a los sectores medios de la sociedad.
Los democristianos y socialistas se encontraban en aceras distintas en el Gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende: la DC en la oposición, contribuyendo al Golpe de Estado, y el PS en el oficialismo.
En los últimos años de la dictadura, sin embargo, pese a sus diferencias sellaron una alianza que permitió el nacimiento de la Concertación y los primeros cuatro gobiernos de la transición. La Democracia Cristiana y los socialistas conformaron en aquellos años el eje histórico que permitió la estabilidad de esa coalición, que de acuerdo a algunos sectores es la de mayor éxito que ha tenido Chile hasta la fecha.