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El camino de la socialdemocracia hacia el futuro

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    •    Se parece mucho a un regreso al pasado; opinión de Andrea Rizzi 


El caso del Reino Unido es quizá más evidente aún. Para el laborismo de Jeremy Corbyn, el legado de Tony Blair y Gordon Brown es un producto tóxico. En septiembre, el partido presentó planes económicos considerados por muchos analistas como los más radicales en décadas, sepultando bajo tres pies de tierra el giro hacia el centro emprendido desde los ochenta. Los planes incluyen nacionalizaciones y un refuerzo de poderes sindicales que son un eco de posiciones laboristas de hace tres o cuatro décadas
Empieza a vislumbrarse un patrón recurrente en el intento de los partidos socialdemócratas europeos de salir del coma tras los  descalabros de los últimos años. En el eje horizontal, el eje político tradicional, asistimos a un evidente giro a la izquierda. Pero hay otro movimiento, en otro eje que se podría definir como vertical, que también es muy interesante. Es el eje del tiempo. Y en este, lo que se produce es un explícito intento de enterrar la etapa más reciente, abjurar de ella, y regresar a ideas de su pasado.
En Italia, el Partido Democrático eligió como nuevo líder a Nicola Zingaretti. En términos personales, encarna una figura política en las antípodas de Matteo Renzi, quien se distinguía por un liderazgo agitador, confrontacional, impulsivo, con puntos carismáticos.
Zingaretti, de 53 años, representa en cambio una figura más serena, dialogante y, probablemente, plana. Al margen de las características personales, en el plano político la ruptura también es limpia.
Zingaretti impulsará probablemente un proyecto que intente emular la amplia coalición del Olivo de Romano Prodi, volviendo a coser relaciones con grupos de la izquierda que Renzi había querido desguazar y fagocitar.
En Alemania, a mediados de febrero, el SPD pronunció un público repudio de las emblemáticas reformas de Gerhard Schroeder, especialmente del célebre y polémico Hartz IV —una reforma de la prestación del desempleo—. Schroeder, último canciller procedente de las filas del SPD, impulsó un programa de reformas económicos-laborales que, para algunos analistas propiciaron la salida de Alemania de una fase de dificultad y el despegue que posteriormente heredó Angela Merkel. Para otros, esas políticas plantaron la semilla de la oscura vegetación de precariedad que infesta el panorama actual.