Historias de Buró
Sobre una enorme pared blanca, un artista plasma sus sueños tratando de ser comprendido. Ha visto tantas veces esa escena que se le ha hecho tan familiar y puede recordarla a detalle.
En un rincón del lienzo plasma un gato sonriente que desde las sombras mira con ternura a una pequeña columpiándose con el viento, su pelo largo y abundante se vuelve humo hasta las puntas y se confunde con el que ha salido de una vieja fábrica dibujada al fondo de la escena.
Ahí la industria poco a poco contamina el río con una extraña sustancia verde, a lo lejos varios pequeños juegan sobre un montón de basura con lo que parece ser instrumentos usados de medicina.
La hierba y los árboles que terminan por adornar el paisaje se van quemando poco a poco en hilera y se puede ver hasta donde está la pequeña columpiándose que ya se han consumido por completo.
Bajo los pies inocentes de la niña, que con tristeza mira hacia abajo, hay cientos de cadáveres humanos y de animales, ya muchos en descomposición, todos están unidos con una cadena oxidada que si se observa bien, llega hasta el pequeño gato que se encuentra escondido entre las sombras.
Al terminar con su obra va y firma en un rincón, y al darse la vuelta para marcharse se da cuenta que no fue un sueño lo que plasmó.