El Ágora

La urgencia de la empatía

No, no estuviste mal en buscar a Karen Espíndola, no estuviste mal en compartir su fotografía y en reclamar que se le encontrara con bien. No estuviste mal en volcarte, junto a muchísima gente en redes sociales, que vive angustiada y en alerta permanente, para difundir en minutos la información de búsqueda, como sucede con tantas desapariciones en este país. 

 

Que si ella pasó la noche en un bar y no privada de su libertad, que si su hermano ha sido señalado por violentar mujeres. No te preocupes, eso no cambia que haya sido correcta tu reacción, tu sentido de empatía y tu solidaridad. 

 

De cualquier forma, Karen tendrá que responder por su irresponsabilidad y Daniel, su hermano, por sus delitos, según sea el caso. De hecho, ella estuvo ya en televisión ofreciendo una disculpa pública a la sociedad, reconociendo que “no fue la forma de hacer las cosas”. ¿Esto hace que sus actos se justifiquen? No, pero no le estamos aplaudiendo. 

 

Sin embargo, tomar su asunto y generalizarlo, utilizándolo como herramienta para despreciar la gravedad de la urgencia en temas de género y, de paso, atacar al movimiento feminista, no es solamente injusto y falaz, sino también mezquino.  

 

En cambio, si eres de los que se llenan la boca minimizando la violencia contra la mujer y metiendo con calzador toda clase de argumentos machistas, enraizados en lo más profundo de tu ego conservador, pues bien, date una palmada en la espalda y regodéate en la posibilidad que hoy tienes de decir: “¿Ya ven? Andaba de parranda, siempre es lo mismo, ¡cuánto alboroto!”.

 

Solamente te recuerdo que más allá de tu sesgo de opinión, el hecho es que en México hay miles y miles de mujeres secuestradas, violadas, asesinadas, víctimas de una terrible violencia sistemática. Y si al final eliges señalar, juzgar y medir a los demás con la vara de tus prejuicios, entonces, consciente o inconscientemente, eres una persona que encuentra satisfacción en la desgracia y tragedia ajenas. Y eso, sin duda, no ayuda en nada para que las cosas mejoren.

 

Ojalá que cada vez que alguien desaparezca (lo cual sucede, tristemente, con mucha frecuencia) volvamos a tener una reacción tan amplia y determinada como la que tuvimos con Karen. Ojalá que las cosas se resolvieran siempre así de rápido, que los videos de las cámaras de seguridad se encuentren disponibles y que la gente regrese a casa con vida. Y ojalá que no se nos olvide que cuando las cosas se ponen difíciles y nos falta una madre, hermana, hija o cualquier mujer, las primeras que están listas para ayudar y movilizarse sean, precisamente, las agrupaciones feministas. 

 

Twitter: @GerardoVela

 

*Abogado y profesor del Tecnológico de Monterrey

 

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