El Ágora

Slavoj Žižek y el ensordecimiento ideológico

Un cenicero estampado con el símbolo de “no fumar”, reposando sobre la mesilla de noche, en un hotel de algún país europeo.  Eso fue lo que encontraron Slavoj Žižek y su esposa cuando, después de haber preguntado en la recepción si había habitaciones o un piso donde se pudiera fumar, la persona encargada les contestó que hacerlo estaba terminantemente prohibido, pero que no se preocuparan, pues todos los cuartos tenían ceniceros. 

De esta forma Žižek, renombrado filósofo esloveno, ejemplifica lo que llama las “contradicciones de la ideología”. Así, dice él, funciona el control de la población. Por un lado, se introducen reglas y principios generales, es decir, lo “políticamente correcto”, las premisas del discurso público; pero después, por lo bajo, en lo clandestino, se conceden permisos para actuar de manera distinta, permisos que parecieran extraordinarios, pero que en realidad se convierten en la norma de interacción cotidiana.  

Y al igual que en aquel hotel, donde estaba prohibido fumar en todas las habitaciones, pero los huéspedes sabían que, si de todas formas lo hacían, el cenicero estaría ahí, esperándoles, las contradicciones de la ideología se presentan en muchos aspectos de la vida pública. 

Según Žižek, “así es como funciona hoy la ideología, nadie toma en serio la democracia ni la justicia, todos estamos conscientes de su corrupción, pero las practicamos; demostramos nuestra creencia en ellas porque asumimos que funcionan aún cuando no creemos en ellas”. 

Sin embargo, la ideología permea también en otros ámbitos, por ejemplo, en los hábitos de consumo. En la película de ciencia ficción “Ellos viven” (1988), que de acuerdo con el mismo Žižek es una de las obras maestras olvidadas del Hollywood de izquierda, el personaje central, llamado “John Nada”, un trabajador de la construcción sin hogar, arquetipo del individuo desprovisto de todo contenido sustancial, encuentra un día, dentro de una iglesia abandonada, una caja con unas gafas de sol muy especiales.  

Quien se coloque esas gafas, puede observar el verdadero mensaje detrás de la propaganda, la publicidad, las revistas y los periódicos. Así, cuando John Nada camina por las calles de Los Ángeles, advierte que el auténtico propósito de los eslóganes amables, la gente sonriente y los productos coloridos, es imponer órdenes como “obedece”, “confórmate”, “compra”, “no pienses” y “cásate y reprodúcete”. Finalmente, se descubre que hay una oligarquía política y empresarial de invasores extraterrestres que está detrás del poder.

El filme es, desde luego, una dura crítica al capitalismo, pero también a la ideología. Žižek nos explica que en la actualidad somos interpelados por la autoridad social, ya no como sujetos que deban sacrificarse, sino como sujetos de placeres. “Sé tu mismo”, “alcanza tu potencial”, “busca tu propia satisfacción”, son las ideas hedonistas inmersas en las mercancías, productos y servicios que nos rodean. “La dictadura en la democracia, el orden invisible que sostiene la aparente libertad”. 

Me pregunto, entonces, ¿cuán profundo es ahora el impacto de la manipulación ideológica en el espacio público digital?, ¿qué tan esclavizados estamos a las redes sociales?, ¿nos damos cuenta del rol que juega el internet en la polarización social, política y cultural del mundo?, ¿somos libres y felices o simplemente creemos que lo somos?, ¿Tenemos una conciencia crítica o dejamos ese trabajo a los algoritmos de la inteligencia artificial?, ¿hacia dónde vamos? 

Twitter: @GerardoVela

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