Este lunes comienza el nuevo ciclo escolar y todo está de cabeza, aunque se pretenda maquillar la realidad lo cierto es que la incertidumbre va ganando terreno. Unos dicen que correrá sangre, otros más aseguran que se usará la fuerza, los bandos están atrincherados y cada cual se ha olvidado de buscar soluciones, centrándose únicamente en administrar el conflicto.
Pobre de mí México, tan lejos de la democracia y tan cerca de los mugrosos intereses de la política; ya ni siquiera se cuenta con la cortina de humo de las medallas olímpicas para desviar la atención y hacer nuestra fiesta en el Ángel de la Independencia.
Hoy veo que cada día que pasa, ese otrora cuerno de la abundancia lo están convirtiendo en un traspatio de la ignominia, de la mentira; el lugar en donde la ambición arroja sus peores desechos, disfrazados de buenas intenciones sociales; en este lugar del no pasa nada, la anarquía están ganando terreno.
Tantos años de luchas revolucionarias, tantos mártires que dieron la vida para que sus hijos, nietos, tuvieran una vida mejor, no ha logrado dar sus frutos; frutos jugosos que la voracidad de unos cuanto, ha podrido; y nadie hace nada por resolverlo, al contrario, creo que a este paso tendremos que ir acostumbrándonos a que todo se logra con la fuerza y nada con la razón; Se estira la mano exigiendo privilegios, pero no estamos dispuestos a poner la parte que nos corresponde.
Los maestros, han dejado de serlo en las aulas, y se han convertido en maestros de la contradicción; maestros de la holganza, maestros de la indolencia; ¿Dónde quedaron aquellos apóstoles de la enseñanza que nos inculcaron civilidad?, ¿Dónde están aquellos verdaderos maestros que se partían el alma por poner su granito de arena en la búsqueda de mejores mexicanos?; ahora solo son pieza de museo y por desgracia, los agarran de bandera aquellos, que hoy, de maestros sólo tienen el nombre pero no la vocación.
Es deprimente lo que está sucediendo con la educación en México, la enseñanza está secuestrada por la negligencia, por la intolerancia y por los cotos de poder; vergüenza me da cada que veo las imágenes de maestros manipulados y que actúan como una auténtica turbamulta sin un gramo de racionalidad, pero también, sin un poco de dignidad, de esa dignidad que no se vende, se defiende pero con argumentos válidos.
¿Dónde queda ese prestigio del viejo maestro al que todos acudíamos a pedir consejo?, lo está arrasando la ignorancia, se lo está comiendo la inercia tullida de creatividad de nuestros tiempos.
Pero esto es solo una mínima parte de las alarmantes noticias que cada día tenemos; pues no solo de maestros ignorantes se alimenta nuestro intelecto, también los políticos se han encargado de culturizarnos, la nueva moda en la política no es proponer, sino disponer de las buenas conciencias hasta convertirlas en harapos electorales; teniendo como soldados de campaña a aquellos que, de indiscutible buena fe, solo buscan un camino mejor; y que en ese proceso, no dudan en dar la vida por el candidato; el peor momento es cuando ese candidato nos falla y viene la frustración; demasiado tarde, el daño estará hecho; la conciencia recobrada no cambiará el pasado, pero tal vez, con bríos renovados, se pueda modificar.
Buena combinación para la regresión social; educación de baja calidad y manipulación política; quienes conozcan nuestra historia, se darán cuenta que ese es un caldo de cultivo muy peligroso, hoy día alimentado irresponsablemente por todos los sectores que buscan el hueso para seguir royéndolo, o los que quieren privilegios sin ser evaluados; diría los abuelos, son gente que quieren tragar chicharrones sin matar el marrano; esas son marranadas.
Y por esas marranadas es que algunos jóvenes se están despertando, pero sus aún bisoños ideales corren el riesgo de ser infiltrados por intereses ajenos y solo servir como carne de cañón.
Por esas marranadas es que siempre gana el abstencionismo, sin darnos cuenta que ése es el peor camino para corregir los rumbos, también esa es parte de nuestra culpa; no nos damos cuenta que nosotros somos el líder y no aquellos salvadores del pueblo que los Partidos Políticos nos quieren vender; los verdaderos maestros están en el hogar y no en eso que ha asumido el nombre sin merecerlo; ¿qué educación podemos recibir de los que se la pasan en la calle olvidando su responsabilidad en las aulas?.
Es hora de reflexionar, pues por siglos esa tarea se ha dejado en manos de las clases directoras quienes se han pagado con creces ese “servicio”, ya no dejemos en manos de otros nuestras decisiones, nuestras voluntades.
Tengamos presente que el simple cambio de mandatarios no es fuente de democracia, pues sus plataformas políticas no son sociales, sino de esas clases políticas que después del proceso electoral se olvidarán del ciudadano.
El día que hagamos conciencia de nuestros objetivos y necesidades, ya nadie se atreverá a jugar con nuestros derechos y voluntades.
Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.
Miguel Rosales Pérez